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El sucesor de Bird
En la selección estadounidense que se proclamó campeona del mundo en Turquía hace dos años, Kevin Love era un peón más al servicio de su tocayo Durant. Ayer, el ala-pívot de los Timberwolves se impuso en la final del concurso de triples a uno de los tres mejores jugadores de laLiga. Cuando Love llegó a la NBA hace cuatro años lo hizo como un especialista en el rebote. Ningún ojeador veía otra cualidad más destacable. En Minnesota, con 2,08, con barba, con más de 120 kilos y sin tatuajes, su misión exclusiva era pegarse por dentro. Su cambio en las dos últimas campañas ha sido radical. Adelgazó más de 15 kilos, trabajó el tiro exterior y ayer se convirtió en el tercer blanco grande –Bird y Nowitzki fueron sus antecesores– que se llevaba el título de mejor tirador de la Liga.
«Cuando llegué a Minnesota mi pasión fue siempre el juego bajo los aros, el juego físico, capturar el balón y se me dijo claramente que no podía lanzar triples», confesó Love después de alzar el título. Su concurso no fue especialmente brillante, pero fue el más regular de los participantes y logró imponerse en los dos desempates que tuvo que afrontar, en la primera ronda y en la final ante Durant.
«Está claro que voy a seguir por el camino de hacerme un jugador más completo en todos los apartados, pero especialmente en aquellos que todavía no domino como los triples. Creo que debo continuar mejorando temporada tras temporada y consolidar la versatilidad que hay en mi juego», comentó la estrella de los Wolves antes de recibir la felicitación de Ricky Rubio.
Kevin Love se ha convertido en los dos últimos años en el mejor jugador blanco estadounidense desde Larry Bird y John Stockton. Su progresión resulta espectacular con 23 años. De ser un jugador notable en uno de los peores equipos de la Conferencia Oeste, los Wolves de las tres últimas temporadas, ha pasado a convertirse en la referencia de un bloque que aspira a volver a los «play-off». Sus números son propios de otra época. Con 25 puntos y 14 rebotes ningún otro jugador interior ofrece su rendimiento. Es el gran beneficiado por las asistencias de Ricky y el líder de uno de los bloques más atractivos de la NBA.
En el concurso de mates más deslucido de los últimos años, Jeremy Evans fue el triunfador. El jugador de los Jazz de Utah, un secundario, compitió gracias a la baja de Schumpert y se llevó el trofeo por un mate con dos balones después de sobrevolar a su compañero Hayward Gordon, que estaba sentado en una silla. Con los mejores especialistas (Griffin, LeBron, Howard, Robinson...) a pie de pista, la NBA está obligada a reinventar un concurso que languidece por mucho que el ganador se decidiera a través de los «sms» y los «tuits» de los aficionados.
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