África

Hamburgo

Una bacteria mutante y letal

La OMS afirma que la cepa causante de la «crisis del pepino» es nueva y más virulenta. Los científicos estudian los alimentos conservados en los frigoríficos de los afectados

Investigadores británicos estudiarán los genes de miles de enfermos de Covid-19 para averiguar cómo actúa
Investigadores británicos estudiarán los genes de miles de enfermos de Covid-19 para averiguar cómo actúalarazon

Hasta la fecha se habían descubierto unos doce tipos de variantes de la bacteria E. coli. Ahora hay que añadir una más. Ni la O104:H1 ni la O157:H7, que son las que se habían barajado tras la «crisis del pepino», que, por el momento, ha causado 17 muertos y ha infectado a más de 1.500 personas en toda Europa. La nueva cepa se adaptó a condiciones adversas de temperatura y, para sobrevivir, mutó. ¿El resultado? Dos estudios arrojaron ayer un poco de luz. Por un lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que la bacteria E. coli que está haciendo estragos corresponde a una cepa nunca vista. Por otro, científicos alemanes y chinos de la Clínica Universitaria Eppendorf de Hamburgo, ciudad donde presuntamente se encuentra el foco de la infección, sostienen, tras descifrar su genoma, que estamos ante un cruce –no una mutación– de dos cepas ya conocidas de la E. coli. Señalan además que está relacionada con otra aislada en África que causa diarrea grave. Cualquiera de las dos versiones nos lleva a una conclusión: estamos ante una nueva cepa. La OMS afirma que posee «varias características que la hacen más virulenta y capaz de producir toxinas». Los científicos alemanes creen que es «altamente tóxica e infecciosa». ¿El resultado? Una cepa letal.

Sorteando baches
Poco a poco, la bacteria se va abriendo paso en el organismo. Primero tiene que traspasar la barrera de la saliva, que contiene propiedades antimicrobianas. Sorteado el obstáculo, pasaría a nuestro estómago, donde el ácido clorhídrico también podría destruirla. Pero si consigue sortear este «bache», penetraría en el interior del intestino. Allí surgen los problemas. «En el intestino goza de una temperatura adecuada y de alimento para su desarrollo», afirma el doctor Alfonso Carrascosa, científico del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación CIAL-CSIC. Las conscuencias son fatales. «Allí se multiplica, sintetiza una sustancia tóxica y destruye las células de la pared intestinal. Después, pasa a la sangre y destruye los glóbulos rojos. El torrente sanguíneo la transporta, aniquila las células del riñón y provoca un fallo renal. El paciente acaba muriendo», añade el experto. Estamos ante el síndrome hemolítico urémico. Y los antibióticos son inoperantes. «Cuando el enfermo llega al hospital, puede aislarse la bacteria patógena, realizarse un antibiograma, y estudiar si hay algún antibiótico dañino», apunta. Pero el proceso es largo y costoso.

El ser humano cuenta con millones de ejemplares de E. coli en su organismo, pero la mayoría no son patógenos. De hecho, cumplen funciones beneficiosas. Sin embargo, «los rumiantes tienen una variedad que es la que nos hace daño», dice Carrascosa. «Si el contenido del intestino de las vacas entra en contacto con lo que comemos, se desarrolla esa toxicidad», añade. Y éso es lo que pudo ocurrir en el mercado de Hamburgo. «Si estamos ante una nueva variante, está claro que se produjo en Alemania», asegura, a tenor de los datos que relacionan a todas las víctimas con este país. Mientras, el laboratorio de referencia de E.coli (LREC) de la Facultad de Veterinaria de Lugo ratificó ayer que los pepinos españoles no causaron el brote. Y no descartan que el origen esté en «aguas residuales humanas». 

¿Hacia dónde se dirigen las investigaciones? Desde el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) apuntan a que se están analizando todos los alimentos que se encontraban en los frigoríficos de los afectados. No sólo hortalizas: también salsas, mantequillas, agua embotellada, etc. Nada se descarta. Y una vez localizado, hay que tirar del hilo hasta dar con la clave: «Encontrar la fuente de la contaminación, lo que daría pistas de los alimentos afectados», afirma el CEBAS. Después, se seguirían medidas de prevención y se aconsejarían unas buenas prácticas de toda la cadena alimentaria. Pero esto es ficción. Encontrar el alimento que dé la clave es complicado. «Ha habido brotes de E. coli en los que no se ha llegado saber nunca su origen», dice Carrascosa.

«Caímos como fichas de dominó»
Las exportaciones no remontan. Productores, distribuidores y transportistas siguen en pie de guerra porque, a pesar de demostrar la inocencia española, «las exportaciones no se reactivan. Los pedidos siguen sin llegar», explican desde la filial de exportadores, Fepex. Por ello, más de 90 jornaleros valencianos se reunieron ayer frente a la sede del consulado alemán para mostrar su enfado. «Hemos caído como fichas de dominó y por eso creo que nos sobran motivos para tirar más de 300 kilos de frutas y hortalizas a su puerta», explicó ayer el secretario general de La Unió de Llauradors, Ramón Mampel.