Literatura

Cuenca

Concejal poeta

La Razón
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El concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid, Ángel Garrido, nos ha salido poeta, y además, acertado. Ha dicho una frase y le ha nacido un divertido pareado. «Tomás Gómez ha llevado la contraria al del talante/ y le van a dar por detrás y por delante». La intención epigramática está conseguida, pero lamentablemente los versos no coinciden en la cadencia rítmica. El primero tiene dieciséis sílabas y el segundo, trece. No importa. El sonriente arañazo satírico lo logra con gran eficacia. Técnicamente estaría mejor el que sigue: «A Gómez, por obviar al del talante,/ le darán por detrás y por delante». Endecasílabos. Pero insisto en la supremacía del fondo sobre la forma. Agustín de Foxá, como bien dice su último antólogo, el poeta Luis Alberto de Cuenca, era un caprichoso de la métrica. En sus sonetos satíricos, le importa el lanzamiento del dardo, no la armonía de los versos, algunos cojos y otros con tres piernas. Hasta San Juan de la Cruz, en su «Cántico Espiritual», se olvida en alguna ocasión de redondear un verso con la sílaba que falta, y no digamos Rubén Darío, el gran poeta e inconmensurable cursi de Metapa, el de los cisnes unánimes y el gran manto de tisú, que se pierde en la armonía y la cadencia permanentemente.

Ángel Garrido demuestra intención y buen humor. Dicho su pareado en voz alta, mantiene toda su frescura. «Por llevar la contraria al del talante/ le darán por detrás y por delante» también sería correcto. Pero falta Gómez o Tomás Gómez, el nombre del personaje, y su inclusión es lo que lleva al concejal-poeta a cometer el desfase métrico. No siempre es necesario incluir en un verso la identidad de su protagonista. Pero vuelvo a la forma y el fondo. Hay talento, gracia y oportunidad en el pareado, que es lo fundamental. No creo que le haya hecho excesiva gracia a su compañera de bancada municipal Alicia Moreno, concejala de las Artes y de las Letras, la que nunca se presenta a las elecciones porque sabe que el Alcalde Ruiz-Gallardón se convierte en urna para ella. Nada le gustaría más a doña Alicia que Tomás Gómez o la señorita «Triniá» derrotaran a Esperanza Aguirre, pero, lamentablemente para ella, va a ser que no.

La política municipal de Madrid está rebosada de epigramas. Aquel de Matías Prats Cañete al conde de Mayalde cuando fue nombrado Alcalde de Madrid por segunda vez. Los toros de Mayalde no se caracterizaban por su gran bravura en la suerte de varas. «¿Mayalde otra vez Alcalde?/ ¡Cosa rara entre las raras!/ Será el único mayalde/ que haya tomado dos varas». Y al formidable Alcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano, que siempre llegaba tarde a sus compromisos «por culpa del tráfico», un poeta satírico le escribió: «De nuevo llegó Manzano/ y otra vez se disculpó:/ "Ha sido el tráfico urbano". / Y se acabó».

Ángel Garrido ha adornado con su pareado al divertido enfrentamiento que están protagonizando el vacío Gómez y doña «Triniá». Divertido para los que no tenemos la mínima intención de votar al uno ni a la otra, porque a los socialistas esta contienda no les divierte nada, y motivos les sobran para ello. En España, últimamente, se echan de menos los sonrientes pimpampunes y los pelotazos al muñeco político. Falta talento y preceptiva literaria. Ignoro el cometido municipal encomendado al concejal Garrido. Pero cuenta con mi gratitud madrileña.