
Cataluña
Trato con truco

Nadie se fía. El catálogo de engaños es tan amplio que ni la oposición ni las víctimas del opterrorismo se creen los desmentidos del Gobierno. A Zapatero y los suyos, si es que siguen siendo suyos, se les acabó el crédito hace mucho tiempo. Desde el momento que se negó la evidencia de la que se nos venía encima con la crisis todo han sido juegos de manos y propaganda para negar la evidencia. Por eso el trato al que han llegado los socialistas con el PNV para salvar el año y medio de legislatura tiene todo el aspecto de tener truco. Basagoiti, que es un político tan peculiar que no sabe disimular, tiene la mosca detrás de la oreja. Igual que el lendakari López que está mucho más versado en el arte de la simulación que, salvo contadas excepciones, esta en el código genético de la izquierda española. Son muy pocos los que dudan que el mundo etarra estará en condiciones de presentarse a las elecciones municipales de mayo. Ese es el truco que encierra el trato entre Zapatero y Urkullu, al que desde las filas gubernamentales se le trata como el verdadero jefe del Gobierno vasco en la sombra. López no tiene otro camino que la espera. La estrategia de Moncloa y Ferraz es intentar sacar de quicio a los populares para que sean ellos los que rompan el acuerdo en Euskadi. Así podrán repetir con su enorme aparato de propaganda que la derecha no quiere la paz y es anti vasca. La misma estrategia que se ha seguido durante largos años en Cataluña con evidentes frutos, aunque es posible que dentro de unos días todo eso salte por los aires si los resultados de las elecciones autonómicas son tan desastrosos para el PSC como anuncian las encuestas. Y esperar es lo que está haciendo ahora mismo Rajoy, que está desmintiendo con hechos que sea ese vago e indolente que la propaganda oficial nos ha pintado. Saber esperar es una virtud, y más en política donde el panorama cambia de la noche a la mañana. Que apenas se refleje en muchos medios de comunicación no significa que el líder de la oposición no se pase todo el santo día de un lado para otro protagonizando mítines y encuentros con la gente de toda España. Rajoy es prudente en un país donde la osadía se ha enseñoreado sin cesar. Ya veremos en mayo si la comunicación, que es como ZP llama a la agitación y propaganda, tiene más valor a estas alturas que la prudencia que se quiere vestir de inoperancia. Lo que ha quedado claro es que Rajoy no tiene ninguna agenda oculta como vienen repitiendo desde las filas socialistas en las últimas semanas. Ha hablado con bastante claridad sobre las medidas que son necesarias para reactivar la economía. Y lo ha hecho además jugando en campo contrario, donde los titulares no reflejan sus verdaderas intenciones, o al menos no lo hace de forma completa. Hoy la diferencia entre los dos grandes líderes es que de uno ya conocemos que lo que hace no tiene nada que ver con lo que dice, y que el otro, cuando tuvo responsabilidades de gobierno, no basó en el engaño sus acciones. Que ZP quiere conseguir la rendición de ETA a cualquier precio es un secreto a voces, y los desmentidos son tan débiles que nadie ya los cree. Pero con ETA no van a desaparecer también los parados y la debilidad de nuestra economía. Zapatero parece no darse cuenta de que el partido que se juega hoy en España ya es otro, y que el terrorismo no se encuentra entre las preocupaciones más urgentes de los españoles.
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