Artistas

De grana y oro por Enrique Miguel RODRÍGUEZ

De grana y oro por Enrique Miguel RODRÍGUEZ
De grana y oro por Enrique Miguel RODRÍGUEZlarazon

Así estaba la Feria. Como vaticinó el alcalde, las calles reventaban de gente. Empece el día con el clásico aperitivo en el hotel Alfonso XIII junto Jose Luis y Pilar Garcia-Palacios, presidente de la Caja Rural del Sur y ganadero de tronío. Saludé a María Colonques, hija del presidente de Porcelonosa, que estaba acompañada por su novio. Vestía su primer traje de flamenca y estaba magnífica, claro que contó con la ayuda de Carmen Tello que le solucionó el problema de los volantes en una hora. Acompañaba a la pareja, Fernando Solís y su novia. Más tarde, me trasladé a la Feria con María Rosa, la gran bailarina, y Rubén Domínguez, empresario de hoteles y bodegas. José María Gil había puesto a mi disposición un enganche con cinco magníficos caballos. Un verdadero lujo pasear por Sevilla de esta forma. Claro que aunque sea políticamente incorrecto, el auténtico lujo es cosa de pocos, lo demás es la Seguridad Social. Almuerzo en la caseta de Carlos Herrera, que no vuelvo a repetir que no aparece por el recinto ferial. Fuimos atendidos estupendamente y el comunicador ausente bailó unas sevillanas antológicas con María Rosa, que por cierto, hay que contar que son primos. Posterior visita a «Pinedilla», donde del gin-tonic compartido con los Marqueses de Benemejí y Carmen Cobo fue realmente estimulante. Visita a Miguel y Rosa Gallego, donde tomamos una magnífica merienda y luego paseo con unos de sus enganches. Se trataba de una portentosa pieza con más de un siglo de antigüedad. Visita a la «Pequeña Reina» y luego terminamos en los flamencos de «Pinedilla», «Maestranza», «El Botijo»... donde el desembarco de artistas jerezanos es una verdadera invasión con compás. Casi por la mañana, se impone la larga marcha hasta la propia cama con ese polvillo que se te va pegando y que hace necesario tirar los zapatos, mandar el traje al tinte y ducharte con un cepillos de raíces. Entonces te juras que no vuelves a la Feria. Hasta el día siguiente. Aquí estamos de nuevo, en la Feria. Si sobrevivo, se lo cuento mañana.