Asia

Bruselas

ANÁLISIS Hay que hablar con los talibán

La Razón
La RazónLa Razón

¿Por qué se anuncia ahora que se está hablando con los talibán afganos?
La primavera árabe, que despertó hace seis meses exigiendo reformas democráticas y que hasta ahora sólo se ha cobrado la caída de los dictadores de Túnez y Egipto, puede haber encontrado en el rey de Marruecos, Mohamed VI, una vía de salida al parón en el que se encuentran los cambios constitucionales, que no se han iniciado todavía en Túnez y El Cairo
El pasado viernes, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad dos resoluciones, que modifican el que hasta ahora era un único régimen de sanciones contra los talibán y contra Al Qaida. Esta nueva realidad jurídica quiere reflejar la realidad sobre el terreno. Los talibán han evolucionado en los últimos diez años y se han convertido en una red dispar de facciones con motivaciones diferentes: desde la ideología más radical hasta el afán de poder o el dinero. Hay una oportunidad para dividirlos y llegar a acuerdos con algunos líderes.
El nuevo régimen de sanciones envía una señal de confianza hacia el Gobierno de Afganistán para que combata la insurgencia. Hace un año, el presidente Karzai puso en marcha un Consejo de Paz cuya finalidad es integrar en el proceso democrático a los insurgentes que acepten la Constitución y entreguen las armas.

¿Cuál es el papel de los Estados Unidos?
La Administración Obama desea reducir su presencia en Afganistán. En el debate político, con las elecciones del año que viene ya a la vista, la reducción de la deuda y del gasto público es un asunto central. De sus aliados europeos no esperan mucho, como señaló con crudeza Bob Gates hace pocos días en Bruselas. Pero no pueden echar a perder los avances que, pese a todas las dificultades y reveses, se han logrado en Afganistán en la última década. Las conversaciones que se conocen ahora serán muy difíciles y de resultado incierto. Una hipotética reconciliación nacional tiene que ser obra de los propios afganos. Pero los Estados Unidos quieren estar presentes para asegurarse de que sus intereses vitales a largo plazo son respetados.