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El Vallès lucha por mantener Derbi

«Podemos hacer motos porque sabemos hacer motos mejor que nadie. Tenemos directivos que saben liderar una empresa que tuvo beneficios en las ventas de 2009 y tenemos una marca conocida en todo el mundo. No sólo se quedarán tiradas 220 familias si se cierra esta fábrica, 80 empresas proveedoras saldrán malparadas», explica micrófono en mano Antoni Becerra, vecino de Mollet y trabajador de Derbi desde hace 22 años.

Los trabajadores preparan una huelga indefinida de confirmarse los planes de la empresa italiana
Los trabajadores preparan una huelga indefinida de confirmarse los planes de la empresa italianalarazon

«Tenemos que dibujar una alternativa C. Si nos movilizamos podemos inundar los balcones con banderas , pegatinas en coches y camisetas que recen "No al cierre de Derbi". Tenemos que luchar. Es el momento». Emocionado, Antoni animaba ayer al resto de sus compañeros a no decaer en su lucha.

El pasado martes el grupo italiano Piaggio decidió seguir los pasos de Yamaha y comunicó su intención de cerrar la planta de Derbi, su filial española, el próximo 30 de junio. Un «varapalo» para los más de 200 trabajadoreque recibieron «por sorpresa» –a pesar de que sabían que la fábrica corría peligro– el adiós a una empresa emblema de la automoción catalana, que lleva más de ocho décadas en pie y que fue absorbida por los italianos a finales del año 2000.

El pequeño taller de bicicletas que instaló el señor Simeón Rabasa en 1922 en Martorelles y que explosionó en los 50 con la creación de Nacional Motor puede vivir su últimos meses de vida si el destino, la ayuda del Govern o la compra de un inversor interesado ponen remedio.

En el municipio no se habla de otra cosa. «Hay muy pocos ánimos, cada vez que entro en el bar o voy a cualquier comercio me preguntan, "¿cuánto te queda ?"y yo contesto siempre que tres telediarios"», bromea entristecido Juilo Bonilla, uno de los trabajadores más veteranos de Derbi.

Natural de Martorelles, lleva 34 años en la planta. Allí, desde que cumplió la mayoría de edad ha hecho de todo: ha trabajado en tornos, pintura o embalaje. Le acompañaron por el camino dos de sus hermanos y, en esta última etapa, uno de sus sobrinos. Porque aunque la mayoría de trabajadores son de los municipios colindantes, en Martorelles todo el mundo tiene un familiar, amigo o pareja que trabaja o ha trabajado en la histórica fábrica.

Una cuestión sentimental
En la localidad, que apenas sobrepasa los 4.000 habitantes, la tasa de paro llega al 18 por ciento, con unos 430 desempleados. De confirmarse las previsiones de Piaggio, 80 vecinos más se sumarían a las listas del paro el 30 de junio. Más desempleo para una zona, la del Vallès Oriental, que está siendo muy castigada por la crisis.

En los últimos tres años, la comarca ha visto cómo un total de 427 empresas del sector industrial cerraban sus puertas y se perdían más de 7.000 puestos de trabajo. Sólo el pasado año se han presentado 161 Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), que afectan a 2.649 personas, aunque la formalización ha sido inferior a la del año anterior, cuando se materializaron 317 expedientes, con 9.747 trabajadores afectados.

Y en Martorelles las cosas no pintan nada bien. En las fábricas de componenetes de Valeo y Ficosa también amenazan con malos tiempos.

Pero quizá lo que más duele entre los vecinos del municipio es ver desaparecer un emblema de la automoción. Una cuestión «sentimental», como le gusta decir a Juana Castillo, cuyo marido, ya fallecido, trabajó en Derbi.

Juana vive desde los años 70 en una de las viviendas que el señor Rabasa puso en alquiler para los trabajadores, cuando todos iban en moto o en bici marca de la casa al trabajo. Ayer dio su apoyo a los afectados presentándose en la asamblea pancarta en mano.

«Aquí todos hemos crecido con Derbi, cuando era pequeño le pintaba margaritas a mi bici Rabasa y después acabé recibiendo un sueldo por pintar las motociclestas de la fábrica», explica Martín Marín, que lleva 16 años en la compañía, 12 con contrato y los últimos cuatro años como fijo discontinuo, porque los problemas empezaron a acechar a la planta y los recortes asomaron.

Desde el martes, todo son dudas para los trabajadores. Denuncian que todavía no han recibido una notificación oficial de Piaggio en la que se le indique cuándo dejarán de trabajar. No obstante, desde el comité de empresa y con el apoyo de los sindicatos y el Consistorio, los contactos con la Generalitat y la oposición no han cesado.

«La cosa no están tan mal como nos la quieren pintar los italianos. Nosotros tenemos beneficios, el cáncer de Piaggio es Aprilia y ése es el que hay que escindir. Derbi es competitiva, pero todos creemos que el objetivo es externalizar todo el trabajo en Asia», cuenta Josep Mª Farràs, jefe de producción de la planta de Martorelles.

A la espera de que el Govern enseñe su hoja de ruta sobre el futuro de la fábrica de motocicletas, por ahora los planes de los trabajadores pasan por realizar una huelga indefinida y reunirse con los responsables de Recursos Humanos de la empresa. «No quemos quemar a la gente, va a ser un trabajo duro y las protestas se deberán hacer en el momento que haga falta», explica otro Josep Mº Farràs, padre del jefe de producción y presidente del comité de empresa.