Sevilla

Vecinos del centro: aislados por el tráfico y con la basura en casa

Mientras el plan de «blindaje» del centro al tráfico privado apura los trámites legales para entrar en vigor –aunque las sanciones no serán efectivas hasta diciembre–, otra iniciativa municipal que nació con la oposición vecinal continúa extendiéndose en el centro. La implantación de los contenedores individuales alcanza ya a «algo más de la mitad» de los residentes y comercios, según fuentes de la empresa municipal Lipasam.

Vecinos del centro: aislados por el tráfico y con la basura en casa
Vecinos del centro: aislados por el tráfico y con la basura en casalarazon

El proyecto comenzó en 1995 en negocios y hoteles, adelantándose a la Ley del Patrimonio Histórico, y en los últimos dos años ha avanzado fundamentalmente en las zonas comerciales. Los antiestéticos cubos de basura desaparecieron del paisaje de Sierpes, Tetuán o la Plaza Nueva. En principio se plantearon tres alternativas: recogida neumática, soterramiento y contenedores individuales. El primer sistema se instaló, de manera testimonial, en Sierpes y el barrio de Santa Cruz, con el inconveniente de que restringe su uso a bolsas pequeñas. En este último se colocaron 42 buzones y trabajan dos camiones succionadores. El proyecto fue cofinanciado en un 70% por la Unión Europea y por los estados de la AELC-EEE; y su coste fue de 4,7 millones.

Se optó entonces por enterrar los contenedores. El soterramiento culminó en la Alameda y en la plaza del Pumarejo, aprovechando la remodelación a la que fueron sometidas. En el barrio de Santa Cruz las obras comenzaron en 2008 pero el hallazgo de restos arqueológicos las mantiene paradas. El modelo, finalmente, fue desechado por la empresa de limpieza por su elevado coste. Según sus cuentas, cada unidad soterrada cuesta 25.455 euros –incluyendo licencias, seguimiento arqueológico, plan de salud y la obra en sí–. «A una media de cuatro contenedores por soterramiento, se necesitarían 440 unidades», detalla Lipasam en su página web. Con los 1.750 cubos del casco histórico el gasto se elevaría a 44,5 millones de euros, una cifra «inasumible».

La tercera vía es la que finalmente se ha impuesto. A priori supone menos coste y mayor rapidez de implantación. Lipasam avisa con varios días de antelación a los residentes de la calle afectada mediante carteles pegados en los contenedores, donde además informa de que deben solicitar su cubo individual. Uno por comunidad o vivienda unifamiliar. Los operarios se encargan de su limpieza –cada 15 días por dentro, la exterior de forma bimensual– pero son los propios usuarios los responsables de sacar a diario los residuos a la calle entre las 20:00 y las 23:00 horas y recoger el cubo antes de las diez de la mañana. El cambio avanza «poco a poco» pero afecta a calles de todas las zonas del centro.

Vecinos y comerciantes ya expresaron su descontento con una fórmula que les discrimina respecto al resto de barrios, donde se trabaja para acelerar el tiempo de recogida con contenedores de carga lateral. Además, Lipasam se reserva el derecho de «imputar el cargo» de la renovación del cubo –en principio gratuito– al usuario si estima que puede ser responsable de su deterioro.
 

Un horizonte de empleo: sacar la basura de otros
«La cosa no está para tirar cohetes, pero no me puedo quejar, en seis meses me he hecho con 26 comunidades, a 50 euros cada una...». Quien habla es Jacinto Oliva, fundador, propietario y único empleado de «Sevillaal cubo.com», la primera empresa local de «sacadores de basura». Un autónomo que ha encontrado en la implantación de los contenedores individuales en el casco histórico su modo de vida. Su éxito no es fruto del marketing si no de la ubicuidad. «Los vecinos se sienten aliviados, me agradecen que les haya quitado un ‘problemón'», relata. La propia Lipasam le «orienta» –«no pueden darme mucha información antes de que se implante», reconoce– y así reparte publicidad en los portales anticipándose a la retirada. Su labor –sacar el contenedor a la calle entre las ocho y las once de la noche y devolverlo antes de las diez de la mañana– la cubre en apenas dos horas y abarca zonas de todo el centro. ¿Problemas? «Alguno ha desaparecido o lo han roto, pero se denuncia y en 48 horas hay uno nuevo». Su reto es expandirse al tiempo que el nuevo sistema individualizado.