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ANÁLISIS: La presión de la City por Andrew Neather
El dramático veto de David Cameron al Tratado Sarkozy-Merkel de la UE ha sido muy bien recibido por los políticos conservadores y los analistas de derechas, casi llegando al éxtasis. Muchos en el partido del primer ministro habían predicho que cuando llegase la crisis, él llegaría a algún tipo de compromiso con la UE. Sin embargo, Cameron se mostró firme sobre la demanda de la UE de un impuesto sobre transacciones financieras, el llamado «Impuesto Tobin». Su decisión se debe en parte a su propio euroescepticismo, pero también estaba bajo una inmensa presión por parte del sector financiero, la City de Londres. El impuesto propuesto costaría a este sector 57.000 millones de euros al año en toda Europa, de los cuales 40.000 vendrían de Londres. Pero Cameron también está bajo una enorme presión por parte de la derecha de su propio partido. Cuando Reino Unido se unión a la Comunidad Económica Europea en 1973, los «tories» eran los que más apoyaban ese tratado. Sin embargo, ahora no. Especialmente, en los últimos 15 años, el ala euroescéptica del Partido Conservador se ha convertido en dominante. Para poner las cosas aún más complicadas, hay que tener en cuenta que los Conservadores han perdido votos en los últimos comicios en favor del UKIP, formación de la línea más dura antieuropeísta. ¿Habrá aplacado Cameron a los euroescépticos? A largo plazo parece que no. Ellos ahora piden más: un referéndum y la inmediata repatriación de poderes sobre varias políticas, especialmente en materia de pesca y la directiva europea laboral. Sin embargo, ¿podemos realmente esperar que Francia y Alemania vayan a hacerles ahora esos favores a Reino Unido? Incluso para la City, esta decisión es esencialmente secundaria. El «impuesto Tobin» habría supuesto un gran impacto, pero aún no se ha puesto en marcha, y, dado el estado de los bancos europeos, su futuro parece incierto. La mayor preocupación de la City son los impuestos británicos, la inestabilidad económica y la posibilidad de que bancos como HSBC y Standard Chartered muevan sus cuarteles generales a Asia. Cameron ha comprado algo de tiempo y aceptación de la City y la derecha conservadora. Pero en las amargas batallas a las que se enfrenta en el futuro en Europa, puede acabar llevando a la marginación de Reino Unido en la toma de decisiones en la UE.
Andrew Neather
Comment Editor del «Evening Standard»
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