Macroeconomía
El FMI también pide al Gobierno un «plan B» de ajustes
El FMI se sumó ayer al Banco de España en sus advertencias sobre las previsiones económicas que ha presentado el Gobierno.
España, dijo el organismo que preside Dominique Strauss-Kahn, tiene que estar listo para dar un nuevo giro de tuerca al plan de ajuste fiscal si sus previsiones de crecimiento no se cumplen y mantener así las promesas de reducción del déficit.
El Fondo pronosticó el miércoles que la economía española se contraerá un 0,3% este año y crecerá tan sólo un 0,7% en 2011, casi la mitad del 1,3% adelantado por el Gobierno. De ser así, el Ejecutivo necesitará implementar «con la mayor premura posible» medidas de corrección para alcanzar el déficit del 6% del PIB para 2011 previsto en los Presupuestos del Estado, afirmó el FMI.
José Viñals, responsable del departamento de Asuntos Monetarios y Mercados del FMI, destacó en un encuentro con la prensa en el marco de la asamblea anual de la entidad que una vez hechas esas promesas lo «fundamental» es cumplirlas. El ex subgobernador del Banco de España mencionó que «la cifra» de déficit es crucial porque los mercados se han centrado ya en eso «y es muy importante que no vean sus expectativas defraudadas». Así, advirtió de que la tolerancia de los mercados con los incumplimientos en las políticas de déficit público y mejoras de la competitividad de la economía es simplemente «cero» y aventuró que, de no cumplir los objetivos, los castigos a esas economías serían muy serios, lo que a su vez repercutiría negativamente sobre las familias y las empresas e incrementaría aún más el desempleo. «La tolerancia hoy ya no es la que era hace un año o hace dos», dijo.
Viñals calificó la reforma laboral aprobada por el Gobierno como «un paso adelante» y mencionó que hay otros asuntos a los que hincar el diente como la reforma del sistema de pensiones.
La deuda vuelve a encarecerse
Las dudas sobre la solvencia de Irlanda y la rebaja de la calificación crediticia de España por parte de Moody's hicieron ayer estragos en la primera subasta de deuda del mes. El Tesoro la saldó con una buena demanda por parte de las entidades, si bien tras las reducciones del coste experimentadas en verano, los tipos han vuelto a subir. En la subasta celebrada ayer, el Tesoro adjudicó 3.216 millones de euros en bonos a tres años, de los 6.936,84 solicitados por las entidades, con un interés marginal del 2,550%, por encima del 2,306% de la anterior. En esta ocasión, el objetivo de la emisión, que oscilaba entre 3.000 y 4.000 millones de euros, no alcanzó el importe máximo, tal y como ocurrió en todas las subastas celebradas a lo largo del verano.
En la anterior subasta de bonos a tres años, celebrada el 5 de agosto, el Tesoro adjudicó 3.500 millones de euros con un coste menor que en la puja anterior, ya que la rentabilidad para los inversores se quedó en el 2,306%, frente al 3,394% de finales de junio.
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