Barcelona

El Rey se «jubila» de la vela

El Rey deportista, el hombre que cada verano se ponía al mando del «Bribón» con su gorra y las gafas de sol, no competirá más en la vela de alto nivel, en las regatas por las que tanto ha hecho. Así lo anunció ayer el armador José Cusí, principal compañero de aventuras marítimas y amigo personal del Rey.

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Cusí, de 77 años, aseguró ayer que «a nuestra edad, competir en un Transpac52 es ya todo un riesgo por la gran exigencia física que se precisa, pero la afición no se pierde nunca». Por eso anunció que el próximo 17 de septiembre ambos dejarán la vela de alta competición pero seguirán navegando en barcos más tranquilos.

En realidad, Don Juan Carlos hace dos años que ya no compite. En verano de 2010, el Rey aún estaba convaleciente de la operación de pulmón a la que fue sometido en mayo, por lo que su descanso fue más descanso que nunca y ni siquiera se subió a un velero. En 2009 apenas navegó unas horas, pero ya no compitió. Como afirmaba ayer Cusí, la alta competición en este deporte supone una alta exigencia física, muy vinculada también con la edad. El Rey tiene 73 años y Cusí, 77. La «oficialidad» de la retirada de Don Juan Carlos de la vela se produce formalmente por la desaparición de los veleros «Bribón» a la que él ha estado vinculado desde 1972, cuando aún era Príncipe de Asturias.

La saga la ha compuesto un total de quince barcos donde el nombre de «Bribón» ha lucido en la popa. El Rey ha sido el patrón en catorce de ellos. El «Bribón I», botado en 1972, fue el que abrió la saga. Por entonces, José Cusí aún no competía junto al Rey, y el barco fue adquirido por el armador catalán en la Feria de Valencia, donde Don Juan Carlos también compró un gemelo suyo, llamado «Shere-Kan». En 1972, después de los Juegos Olímpicos de Múnich, donde el entonces Príncipe Juan Carlos compitió en la clase Dragón, fue cuando Cusí y él decidieron unir sus fuerzas y poco después empezaron a competir en el «Bribón II».

El último intentará ganar el Trofeo Conde de Godó de Barcelona y después desaparecerá, mientras la tripulación seguirá su camino cada uno por su lado. El mítico nombre pasará a embarcaciones más pequeñas.