Crisis económica
Mas promete subir pensiones pese a ser incapaz de pagarlas
Es el más endeudado y tiene un déficit en la Seguridad Social de 1.500 millones
BARCELONA– «La única cosa que se debe hacer, creo yo, es no engañar a la gente. La realidad es muy dura, es verdad. Ahora bien, la única cosa que tenemos que procurar es no engañar a la gente». La frase es de Artur Mas y corresponde a su última intervención en el Parlament antes de finalizar la legislatura. A lo largo de 21 meses como presidente de la Generalitat, Mas siempre se ha jactado de decir la verdad. Con la precampaña ya en marcha, también podría presumir de ser el que más promete: pensiones más altas y presión fiscal más baja. Una cuadratura del círculo que sólo sería posible, eso sí, mediante la Cataluña independiente.
El líder de CiU no puede negar que desde que preside el Gobierno de Cataluña el paro ha subido, los impuestos han aumentado, la deuda catalana se ha multiplicado y los recortes han sido constantes. Un panorama complicado, ciertamente, que hay que contextualizar dentro de la recesión económica. Pero todo ello puede quedar atrás si se pone en marcha el estado catalán, una especie de «El Dorado» puesto que Mas siempre lo asocia a la prosperidad. «La Holanda del sur», ha dicho en ocasiones.
Un examen más detenido de sus promesas, sin embargo, revela importantes carencias. Las cotizaciones en Cataluña sumaron 18.000 millones de euros en el año 2011, mientras que las pensiones costaron 19.500 millones de euros. A esto hay que añadir el coste de los subsidios por desempleo, puesto que en Cataluña hay más de 600.000 ciudadanos sin trabajo y la tasa de paro ya alcanza el 22,5 por ciento. Pero los nacionalistas catalanes aseguran que el déficit fiscal que sufre la comunidad respecto al resto de España –que cifran en 16.000 millones anuales– bastaría para no hacer recortes.
Mientras «El Dorado» no llega, podría colocarse un espejo para reflejar la realidad financiera de la Generalitat. No sólo es el gobierno autonómico más endeudado de todos con 43.954 millones en números rojos (lo que significa un 22 por ciento de su PIB). Lo peor, sin embargo, es la poca confianza que inspira en los mercados. La agencia Moody's rebajó la nota de la deuda de Cataluña hasta niveles del bono basura el pasado mayo, y lo mismo hizo Standard and Poor's (S&P) el pasado septiembre, cuando la degradó dos escalones y la pasó desde el BBB —un aprobado bajo— a BB y con «perspectiva negativa».
No es extraño, por tanto, que la Generalitat no haya tenido otro remedio que pedir un rescate al Gobierno por valor de más de 5.000 millones para hacer frente a sus vencimientos de deuda, a los pagos de sus nóminas y a sus obligaciones con proveedores este año. El reciente cierre patronal de las farmacias puso en evidencia su asfixia financiera, puesto que las boticas arrastran meses de impagos, al igual que los centros concertados.
Frente a este panorama desolador, Mas insiste en que la Cataluña independiente es la solución, a pesar de que algo tan crucial como la pertenencia a la Unión Europea y el apoyo de los grandes empresarios está muy en entredicho.
✕
Accede a tu cuenta para comentar