Bundes Liga

Sin celebración por Julián García Candau

La Razón
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El Madrid no supo hacer los deberes en el primer tiempo y tuvo que intentarlo en el segundo. Y pese a su mayor esfuerzo físico no pudo ganar. El empate acabó siendo un magnífico resultado. No fue superior en ningún momento al Borussia. El empate fue resultado tan poco entusiasmante que Mourinho ni siquiera lo celebró. No tuvo un gesto de satisfacción. Fue consecuente con lo ocurrido. Su equipo no respondió a las expectativas. El Madrid no tendrá problemas para clasificarse, pero no lo hace de acuerdo con su potencial económico y deportivo.
El Borussia sabe a qué juega y cómo juega. El Madrid sigue sumido en la indefinición. Únicamente tiene claro que puede ganar los partidos aprovechando los rápidos contragolpes y la potencia de sus atacantes. El Borussia salió a jugar consciente de que para dominar a un equipo teóricamente superior debía imponer al juego gran intensidad. Los alemanes, con mucha gente joven, salieron a disputar el partido revolucionados. Eran conscientes de que el modo de dominar al Madrid era ganarle en superioridad física. Los dos equipos buscaron en los contragolpes las oportunidades de gol. El Madrid lo hizo con pases más largos buscando en las bandas a Di María y Cristiano. El Borussia, además de recuperar balones con facilidad, trató de elaborar más las jugadas de ataque. Tanto en el primer gol como en el segundo contó con la colaboración de Lewandowski, que facilitó los tantos.
El Madrid suele tener la virtud de no bajar los brazos cuando tiene el marcador en contra. Por ello logró igualar el resultado. La segunda diana alemana llegó en los instantes finales del primer tiempo, con lo que dejó al Madrid lo deberes contrarrreloj. No pasó del empate, con lo que se pudo dar por satisfecho.