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A misa mejor sin minifalda

El obispo Novell reclama en Facebook una mejora en la indumentaria de los feligreses tras comprobar que «tres confirmandos no vestían adecuadamente»

A misa mejor sin minifalda
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MADRID- Confirmaciones en Palau d'Anglesona. Celebra el obispo de la diócesis de Solsona, Xavier Novell. Entre los confirmandos, tres chicos y seis chicas; tres de ellas visten una minifalda varios centímetros por encima de la rodilla. Es entonces cuando el prelado decide llamar la atención a las jóvenes por la longitud de su falda. El propio Novell lo ha comentado en su perfil de Facebook asegurando que «muchas personas me felicitaron por estas palabras, porque también les pareció escandaloso la manera de vestir de aquellas chicas». ¿Excesivo pudor o celo protocolario?, ¿fue inapropiado el comentario de Monseñor Novell? La empresaria y estilita Fiona Ferrer lo tiene claro: «No es una discriminación por parte del obispo ni un ataque fortuito, es parte del protocolo. En algunas ocasiones se está perdiendo el sentido común en el vestir».

Al igual que una recepción en Zarzuela o una cena en una embajada, las celebraciones litúrgicas también se ajustan a una serie de normas que es necesario respetar para no resultar irreverente y caer en el ridículo. Llevar los hombros tapados, descubrirse la cabeza o vigilar la longitud (en ocasiones casi no longitud) de las faldas o pantalones no es capricho, del mismo modo que no es caprichoso presentarse ante el Rey en shorts y chanclas o acudir a una mezquita con la cabeza descubierta o con un prominente escote.

Decoro vs. ñoñería
Verónica Fernández ha asesorado estilísticamente a chicas de entre 14 y 18 años a través del programa Pure Fashion. Esta iniciativa promovida por el Regnum Christi, lleva 7 años desarrollándose en España. «Tratamos de que las chicas vistan con decoro pero eso no significa que vayan ñoñas. Las ayudamos a que se vistan atractivas con lo que mejor les sienta». Durante 8 sesiones, varios asesores, entre estilistas, maquilladores y diseñadores aconsejan a las jóvenes en cuestiones de cuidado personal y moda, superación personal y liderazgo. Así las chicas aprenden a saber qué ropa les sienta bien, a comportarse en público, a maquillarse de acuerdo a su edad, pero también a elegir sus modelos de vida. «De la moda, lo que te sienta mejor», asegura Fernández, «hay que saber vestir en cada lugar y para cada momento. No digo que en una ceremonia litúrgica vayan tapadas hasta el tobillo, pero a lo mejor una falda tan corta procede más bien en la playa o en una fiesta juvenil».

Fiona Ferrer apuesta por el «menos es más». «La gente piensa que todo vale y todo no vale. No por ir más a la moda o más corto se es más moderno, al contrario, lo moderno es seguir las tradiciones. Eso significa que no se debe ir a la iglesia ni con falda demasiado corta, ni taconazos con plataforma ni muy pintada».


Para qué sirve el pudor, según el Catecismo
Con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud del pasado 2011, se editó el Youcat, un Catecismo sencillo adaptado al lenguaje juvenil y en formato de pregunta-respuesta. En su punto 464 el texto orienta a los fieles sobre el sentido del pudor: «(...) Muchos cristianos jóvenes viven en un ambiente en el que de forma natural se expone todo y se pierde de forma sistemática el sentido del pudor. (...) Por el contrario, en las personas es un rasgo esencial. No esconde algo que carece de valor, sino que protege algo valioso, en concreto la dignidad de la persona en su capacidad de amar. El sentido del pudor se encuentra en todas las culturas, si bien con expresiones diferentes. No tiene nada que ver con mojigatería ni con una educación reprimida (...)».