Macroeconomía

Inmigrantes ilegales retoman el tráfico de heroína en el Marítim

Inmigrantes ilegales han retomado el tráfico de heroína en el barrio del Marítim. La crisis la ha puesto de moda.

Imagen de archivo de una operación policial contra el tráfico de narcóticos en el distrito Marítimo de Valencia
Imagen de archivo de una operación policial contra el tráfico de narcóticos en el distrito Marítimo de Valencialarazon

Valencia- Toda situación mala es susceptible de empeorar. La dificil convivencia en un barrio como El Cabanyal entre los vecinos de toda la vida y la marginalidad que habita las casas vacías, tiene ahora otro protagonista.

Inmigrantes ilegales, mayoritariamente de origen rumano, y principalmente de étnia gitana, han retomado el comercio de la heroína en las zonas más deterioradas del barrio.

La crisis ha hecho que muchos de los drogadictos habituales de la zona hayan cambiado la cocaína por heroína, más barata, pero también mucho más destructiva, lo que ha supuesto, en muchos casos, cambios en los canales de entrada de la droga.

Lo que también ha cambiado es la «corte de los milagros» que deambula por la zona.
Según fuentes judiciales, son principalmente rumanos, la mayoría de ellos de etnia gitana, los que suministran el pérfido «caballo».

Vecinos de la zona mostraron su temor a que el cambio en el consumo de la droga haga que la situación empeore aún más en el barrio, y que vuelva el espectro de los años ochenta y principios de los noventa durante los cuales la heroína arrasó a varias generaciones, y eran bastante habituales las muertes por sobredosis en zaguanes oscuros o solares abandonados. Los barrios del Cabanyal, la Malvarrosa y el resto del Marítim fueron en aquella década pobladas por zombies de la droga que se tornaban violentos atracadores cuando acuciaba la abstinencia.

No en balde, fue en la Malvarrosa donde se organizaron las primeras patrullas urbanas, quizás de España, compuestas por vecinos que armados con palos salían por la noche en grupos numerosos para proteger los comercios, las viviendas y las calles del barrio, y que fueron duramente reprimidos por el entonces delegado del Gobierno, Francisco Granados.

Diversas organizaciones han alertado en los últimos meses sobre el aumento en el consumo de heroína.

El pasado mes de junio, la Fundación Patim aseguraba que el tratamiento a consumidores de Heroína experimentó un preocupante aumento en 2010, hasta situarse en el 6,2 por ciento del total de personas con adicciones atendidas por la entidad.

Durante la presentación de la memoria de 2010 de la entidad, su presidente, Francisco López, explicó que la heroína es una droga «barata y fácil de traficar, que además, engancha fácilmente a la gente».

Otro riesgo del que alertan las asociaciones de tratamiento de toxicómanos es de la posibilidad de que la heroína haga el efecto «pushing» consistente en inundar el mercado a precios muy bajos para, al cabo de unos meses, sufrir una drástica subida en el precio, cuando muchos compradores ya se han «enganchado» a esta sustancia, mucho más adictiva que la cocaína.