Copa Davis
La quinta buena por Julián García Candau
Sería injusto que los argentinos consideraran a Del Potro como el villano que perdió la Copa Davis. Sería injusto que los españoles hicieran de Nadal el único héroe de la conquista de la quinta Davis. Del Potro bailó con la más fea, con Ferrer, y la paliza que le propinó éste en partido de cinco sets, fue una de las causas determinantes para que ante Nadal no pudiera soportar cuatro horas de juego con posibilidades de victoria.
Los argentinos cifraban sus aspiraciones en las derrotas de Ferrer y la pareja de dobles. Contra Nadal no habían hecho cálculos. La primera jornada tuvo tintes dramáticos porque al mallorquín no le resultó fácil vencer y al valenciano sus cinco sets tuvieron final épico. Ferrer debió entrar en el vestuario molido, pero con el espíritu pletórico. Las más de cuatro horas ante Del Potro las superó psicológicamente por sumar el punto.
El argentino, al que el público –español y argentino– le dedicó una gran ovación, debió maldecir en la ducha porque lo que había tenido a mano se les escurrió entre los dedos. El «gigante», casi dos metros de altura, Del Potro soñará con los dos partidos perdidos en La Cartuja sevillana, pero seguramente, el mayor insomnio se lo causará Ferrer, quien, teóricamente derrotado, se repuso y acabó ganando.
La victoria de Nadal en el punto definitivo también tuvo caracteres épicos, aunque con menos mérito que la del valenciano Ferrer porque del segundo mejor jugador del mundo se esperaba no sólo que ganara a Mónaco y Del Potro, sino que, además, lo hiciera imponiendo sin agobios su superioridad. Vencer en la muerte dio más valor al éxito.
Posdata. El brasileño Sócrates fue gran futbolista, ciudadano solidario y luchador contra la injusticia.
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