Francia

Divinamente humano por Miguel Ors

La Razón
La RazónLa Razón

L2 Corolario

Corolario de la Eurocopa 2012el fútbol del futuro, en cuanto a clubes, es el Barcelona de Guardiola, y en cuanto a selecciones, el de la Selección de España. «Ver a Iniesta, Xavi, Cesc, Alba es ver ángeles con botas». Césare Prandelli: «Hay que conseguir que Italia juegue como España». Se impone el futbol como arte.

El otro corolario de mi amigo Hernán San Pedro:
–Del Bosque ha superado el título de marqués, hay que hacerle conde.


M3 Espejito

Hay dos Españas (como casi siempre): la de los políticos y la del fútbol. El fútbol de la Selección, como se ha visto, es amical y unitario, y diluye el tóxico del forofismo distanciador entre barcelonistas y madridistas. En la Selección, todos, azulgranas y blancos, se «aman y ayudan solidariamente como soldados de un mismo ejército».

–Sería estupendo, amén de fértil y bienhechor, que los políticos, todos los días, antes de salir a la calle, se mirasen en el espejito mágico de la Selección y se dijesen: «Vamos a hacerlo como los jugadores de Del Bosque».


X4 Oro

Oro, incienso y mirra en los cinco continentes sobre la Selección de España. Nunca había leido tanta veneración y loa. Y jamás, que yo recuerde, había sido ensalzada España de manera tan majestuosa y unánime, sin un sólo «voto crítico» en contra. Muestras: «España, fútbol de oro», «La era de España», «No se percibe ninguna señal de decadencia en su selección», «España, un equipo inhumano (por talento, estética y fe) y a la vez extraordinariamente humano», «No es galáctico, es divinamente humano», «Ni el Brasil de Pelé logró la hazaña de España», «Ni el sol ni la luna se ponen en la imperial España del fútbol».

Y ésto. Ayer, en la calle, en la recepción de Madrid a la Selección de España, un señor con canas le comentaba a su señora, rubia y sin canas:
–¿Sabes qué es lo que me jode de todo esto? Que los jugadores del Barcelona han estado más veces en la Cibeles que Mourinho y Cristiano.


J5 Casillas

Francia, vaya, «France Football», madre y padre del Balón de Oro, se ha fijado en Iker Casillas. Al margen de la aritmética, 137 partidos con la Selección, Iker es antología de muchas más cosas. ¿Se merece el Balón de Oro? Las emociones del fútbol son volátiles como los valores del Ibex 35, y el mes de enero, mes en que se concede el Balón de Oro, está aún lejos. Iker, de todos modos, se lo merece sin discusión ninguna, como también se lo merecen sin ninguna discusión Xavi e Iniesta. De poder ser, que creo que no, lo maravillosamente salomónico sería dárselo a los tres. Sin ellos, la Selección de España no sería lo que hoy es: Cid de selecciones.

V6 Exotismo

Tal vez Florentino Pérez, tan monetarista, tenga razón y el fútbol, en su desarrollo darwiniano, sea lo que hoy es: un exótico juego de jugadores carísimos, márketing, manufacturación de camisetas, abonos caros-carísimos, árabes (nuevos ricos) y televisión a gogó.

–En fútbol –me decía el otro día un ejecutivo de televisión–, la medida del valor de un equipo la da la audiencia. Tanta gente lo ve, tanto vale. Los griegos, aquellos señores que jugaban a pensar porque no tenían fútbol ni televisión, discurrieron que el hombre es la medida de todas las cosas. Frase feliz, ciertamente. Pero hoy nadie vive de ocurrencias felices, salvo Woody Allen, sino de la televisión: por lo menos el fútbol.

De ahí que el Atlético agaville jugadores exóticos como Emre (turco), «Cebolla» (uruguayo), Catá (argentino), Courtais (belga), Filipe Luis (brasileño), Silvio (portugués), Falcao (paraguayo)...

S7 Treinta

¿Cuantas veces hemos «matado» a Nadal, a Serena y a Federer? Resucitan siempre. Asombran de nuevo en Wimbledon Roger y Serena. Es verdad: no se tiene la edad de la partida de nacimiento, sino la edad de la voluntad, del entusiasmo (Bertrand Rusell) y de la fe. Gozan de excelente salud esos muertos.