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Pasión por España por Juan Rosell
Conocí a D. Manuel Fraga en 1977 de la mano de Pere Arderiu y Manolo Milián Mestre, siendo yo jovencísimo colaborador del «Diari de Barcelona».
Poco a poco fui conociéndolo y he sentido una gran admiración por un hombre de una profunda cultura, memoria enciclopédica y una dimensión humana poco conocida.
Dicha admiración se ha ido incrementando a lo largo de estos últimos años cuando el Fraga que había vivido de todo en sus alrededores, desde aduladores hasta muchos aprovechados, sabía quiénes eran sus amigos de siempre.
Persona de fuerte carácter y trabajador incansable, nunca llegaba tarde a las reuniones y por la noche las doce horas era su tiempo de retirada. Fraga puso al servicio de todos los españoles su gran capacidad de estadista y su pasión por España. Su conocimiento de la realidad le ha llevado a ser, en sus últimos años, el mejor conocedor de la realidad autonómica desde su querida Galicia, que presidió eficazmente, hasta otros pueblos de España.
En cierta ocasión me explicó que siendo ministro de Información y Turismo, varios empresarios catalanes fueron a verle en 1964 con la ilusión de editar una revista en catalán. Se levantó, se fue hacia la bandera de España, la besó y dijo «Por España». Era una forma de entender la diversidad de los pueblos de España, las necesarias reformas que luego puso en práctica siendo magnífico colaborador en la redacción de la Constitución, y especialmente en la transición política.
Fraga fue un auténtico reformista. Algunos se colgaron la etiqueta. Él lo era por convicción, abierto siempre a aprender. Uno de los mejores regalos que se le podía hacer era un buen libro y lo agradecía puntualmente. Si era bueno, seguro que lo leía.
Hace poco más de un año hizo un tremendo esfuerzo personal para asistir a una conferencia mía con motivo de las elecciones en la CEOE. Se lo agradecí y me contestó que nunca dejaba de apoyar a sus amigos.
Fraga nos ha dejado un legado importante de la historia de España, que quizás con su desaparición puede valorarse justamente.
Juan Rosell
Presidente de la CEOE
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