Galicia

Ganó la estabilidad

Firme respaldo de los gallegos a la política del Gobierno y a Alberto Núñez Feijóo, que amplía su mayoría absoluta con 41 escaños. Por primera vez desde 1989, habrá cuatro grupos políticos en el Parlamento tras la irrupción de la coalición liderada por Beiras

Dos jóvenes gallegos comprueban las listas del censo electoral para saber en qué mesa les corresponde votar
Dos jóvenes gallegos comprueban las listas del censo electoral para saber en qué mesa les corresponde votarlarazon

Madrid- En medio de un otoño caliente, en el que poco o nada se ha dicho aún sobre la petición de rescate por parte de España, el Gobierno necesitaba más que nunca un balón de oxígeno que respaldase su política económica. Apoyo que llegó ayer, de la mano de su líder en Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Pese a la austeridad y los recortes, el ya considerado nuevo delfín del presidente Mariano Rajoy no sólo ha conseguido revalidar la mayoría absoluta obtenida por el PP en 2009, con 38 escaños, sino que la ha ampliado, al obtener el 45,71 por ciento de los votos (653.718) y 41 escaños. Y es que a nadie se le escapa que estas elecciones se medían en clave nacional, por lo que si Núñez Feijóo hubiera perdido la Xunta, pese a obtener más votos, ahora se estaría hablando de descalabro electoral y voto de castigo para el Ejecutivo y sus reformas. Finalmente no ha sido así y el PP arrasó en las cuatro provincias gallegas, donde fue la fuerza más votada. No en vano, es una de las pocas comunidades que no ha solicitado rescate y cumple, casi a rajatabla, con el déficit.

Y si de batacazo hablamos, el del PSOE y los socialistas gallegos estaba en todas las quinielas. Sin apenas tiempo de buscar un candidato, la elección in extremis de Pachi Vázquez dejaba patente los graves problemas internos de un partido que, en estos comicios, tampoco ha sido capaz de invertir la tendencia de las últimas elecciones. Nada menos que siete escaños pierde el PSdeG, al pasar de los 25 obtenidos en 2009 a los 18 actuales (20,53%). Mucho es lo que se jugaban en estas elecciones los socialistas y su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y mucho es lo que han perdido.

Justo aquí es donde entran en juego los nacionalistas, para adueñarse de los votos que los socialistas se han dejado por el camino (230.8925). Aunque en un primer momento se apuntó que la escisión del BNG y la división del nacionalismo gallego podría acabar con su influencia en esta comunidad, no ocurrió así. De hecho, le pisan los talones a los de Pachi Vázquez.

Si bien es cierto que el BNG, con Francisco Jorquera al frente y el 10,16 por ciento de los votos, perdería siete escaños respecto a 2009, este dato no podría calificarse de fracaso. Y es que si sumara sus fuerzas a las de la coalición formada por Anova e Izquierda Unida (AGE) superarían en cuatro escaños las cifras de hace tres años. Una muestra más del auge del nacionalismo en toda España.

Pero los resultados de AGE, que en su primera participación en unas elecciones ha conseguido nueve escaños y el 13,99 por ciento de los votos, implican un cambio sustancial en la configuración del Parlamento gallego. La irrupción de esta coalición, liderada por el histórico Xosé Manuel Beiras, ha provocado que, por primera vez desde 1989, sean cuatro y no tres los grupos políticos que conforman esta Cámara.

En definitiva, si las elecciones gallegas marcaban la temperatura de la política nacional, el mensaje es claro: La gestión del Ejecutivo se ve reforzada, mientras los socialistas son castigados por ejercer su oposición «útil». ¿Y los nacionalistas? Lejos de compararse con vascos o catalanes, su resurgir es una realidad.