Tokio
No cesa la radiación en Fukushima
La crisis nuclear de Fukushima no está ni mucho menos finiquitada y podría alargarse durante varias semanas todavía. Eso si no se producen nuevas fugas o más accidentes graves. Éste es el escenario que planteaban los expertos ayer, incluida la Organización Atómica Internacional, comentando con cautela y con cierto escepticismo los avances que se han logrado en los últimos días en la planta.
La buena noticia es que el sistema eléctrico ya ha llegado a los reactores dos y tres, los más dañados y los últimos en ser conectados al cable de 1,5 kilómetros con el que se espera hacer funcionar los sistemas de refrigeración automática y estabilizar definitivamente la emergencia. La mala noticia es que al menos una piscina de residuos nucleares se está calentando de nuevo y se encuentra «al borde de la ebullición». Se cree que este aumento de las temperaturas podría ser la causa del humo que anteayer se vio sobre los reactores dos y tres. Según el portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa, Hidehiko Nishiyama, se corre el riesgo de que los residuos queden expuestos en las próximas horas, dando lugar a nuevas emisiones radiactivas.
Una lluvia ligera
En las calles de la capital, a medio gas por las restricciones energéticas y donde se produjeron nuevos seísmos de pequeña intensidad, los tokiotas empiezan a acostumbrarse a vivir en estado de alarma permanente. Una lluvia ligera descargó ayer durante horas sobre la ciudad y, a pesar de que las precipitaciones aumentan el peligro de la contaminación radiactiva, los peatones lo afrontaron sin pestañear y continuaron su camino. Las autoridades y las agencias internacionales insisten en que los niveles de radiación registrados (que se actualizan constantemente en varias páginas web) no son perjudiciales para la salud fuera del perímetro de seguridad. Ahora la preocupación principal se ha trasladado a los alimentos, después de que el Gobierno ordenase retirar de almacenes y cadenas de distribución todos los productos provenientes de las cuatro prefecturas más afectadas por la radiación. La televisión pública entrevistaba ayer a varios agricultores de Ibaraki frente al verdor de sus plantaciones de espinacas, que ahora están destinadas a acabar en la basura. «No sabemos de qué vamos a vivir si esto dura mucho. Si el suelo está contaminado para cientos de años, como dicen, yo me quedo sin medio de vida», se quejaba uno de ellos ante las cámaras.
Y si en los días anteriores los japoneses proyectaban sus miedos en la tierra que pisan y el aire que respiran, ayer también el agua se convirtió en una fuente de angustias. No sólo por los niveles de radiactividad «inocuos» detectados en los depósitos de ciudades como Tokio, sino también porque la contaminación de Fukushima se está filtrando al mar. Recordamos que para enfriar los reactores se utilizó agua marina en grandes cantidades, líquido que después volvió a su sitio y que ahora ha disparado una nueva alarma. Muchos temen por el daño ecológico, pero también por los problemas que pueda acarrearle al sector pesquero del país que más alimentos procedentes del mar consume del mundo y donde miles de familias viven de ello. Las autoridades han comenzado a medir la radiación en las costas cercanas a la planta atómica, concluyendo que no es perjudicial «aunque se bebiese durante un año», en palabras del portavoz del Gobierno, Yukio Edano. En las página de la prensa japonesa se sigue hablando de las irregularidades de la empresa que gestiona la central de Fukushima, la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco), un gigante cuyos intereses se tambalean.
Las trampas de Tepco
A Tepco se le acusa de haber falsificado los informes sobre el estado de la planta, mintiendo cuando dijo que había revisado todas sus instalaciones. Se trata de algo que la propia compañía parece que reconoció el 1 de marzo, diez días antes del terremoto. Entre otras cosas, sus dirigentes confesaron que en 11 años nunca habían inspeccionado una pieza que alimenta una válvula de control de la temperatura en el reactor.
«El plan de control de las instalaciones y la gestión del mantenimiento eran inapropiados (…) y la calidad de las inspecciones insuficiente», acusa la Agencia de Seguridad Nuclear, matizando que «no es posible decir en qué medida los fallos constatados sobre el mantenimiento y el control de las instalaciones han influido o no en la cascada de problemas originados por el terremoto». Sea como sea, a Tepco le esperan investigaciones más exhaustivas una vez que pase la crisis. La empresa ya tuvo problemas en el pasado por no tener al día sus revisiones periódicas y falsificar los informes.
Más fábricas niponas paran su producción
Grandes multinacionales japonesas del motor y la electrónica anunciaron ayer nuevos parones de producción y el cierre de fábricas ante la dificultad para obtener materiales 11 días después del seísmo. El líder mundial del motor, Toyota, decidió cerrar sus 12 plantas hasta el sábado; Honda parará hasta el domingo. Por su parte, Sony cerrará hasta el 31 otras cinco de sus fábricas; Panasonic mantiene cerradas, de forma indefinida, tres plantas de productos electrónicos; Canon otras siete de cámaras y fotocopiadoras; Fujitsu cinco de semiconductores e Hitachi siete de ascensores. La industria de los móviles y las tabletas también se está viendo adectada por las interrupciones en la cadena de suministros.
✕
Accede a tu cuenta para comentar