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Rabat acusa a los saharauis de atacar a las fuerzas del orden

El Gobierno muestra en un vídeo las supuestas agresiones 

Imagen del vídeo en la que se ve a uno de los policías heridos por los saharauis tras el desmantelamiento del campo de Gdaim Izik
Imagen del vídeo en la que se ve a uno de los policías heridos por los saharauis tras el desmantelamiento del campo de Gdaim Iziklarazon

RABAT- El Gobierno marroquí dio ayer su versión completa sobre el desmantelamiento del campamento saharaui de Gdaim Izik y los disturbios posteriores en El Aaiún (Sáhara Occidental), de los que responsabilizó a «milicias paramilitares armadas». En una extensa exposición ante la prensa marroquí e internacional en la sede del Ministerio de Exteriores, los ministros del Interior, Taib Cherkaui, y Exteriores, Taib Fasi Fihri, acusaron a los presuntos milicianos de utilizar técnicas aprendidas en el extranjero y señalaron a la región del Sahel.

Las autoridades marroquíes exhibieron un vídeo en el que mostraron duras imágenes grabadas desde el aire por las Fuerzas de Seguridad sobre su intervención en Gdaim Izik. Entre las imágenes mostradas, destacaron por su crudeza escenas como la que muestra a un hombre, supuestamente saharaui, orinando sobre los cuerpos de dos miembros de las Fuerzas de Seguridad malheridos, u otra de uno de los supuestos miembros del campamento degollando a un Policía en las calles de El Aaiún.

Con este vídeo, Rabat quiso demostrar que grupos armados paramilitares habían tomado el control del campamento, y que el desmantelamiento se produjo «sin que la Policía marroquí utilizase armas de fuego» y de una manera «pacífica». Durante la proyección, Fasi Fihri señaló, al respecto del degollamiento de un agente de las Fuerzas Auxiliares, que «ese estilo recuerda a los sistemas operacionales de bandas criminales sahelo-saharianas».

Interrogado al respecto, el ministro del Interior recalcó que las autoridades «no han dicho que Al Qaida [cuyas bases magrebíes se encuentran en la franja sahelo-sahariana] estuviese involucrada; sólo que el estilo y el acto de degollar son extraños en Marruecos». Fasi Fihri fue más lejos y apuntó que existen «bandas de narcotraficantes y contrabandistas entrenadas y acostumbradas al secuestro y asesinato», y que la forma en que operaron los violentos del campamento «hacen pensar en elementos extraños al Sáhara marroquí».

Cherkaui remató con que, en un futuro próximo, Rabat presentará a la Prensa «todos los datos sobre quién y dónde se entrenó» al autor del degollamiento.

El ministro del Interior dijo que, «pese a que la voluntad del Gobierno marroquí fue en todo momento dialogar», Marruecos «se vio obligado a intervenir al ver que los elementos que habían tomado el control no tenían ninguna intención de llegar a un acuerdo». Según Cherkaui, «eso empujó a las autoridades a intervenir para poner fin a esa situación ilegal y acabar con la toma de rehenes por parte de esas personas con una agenda política extranjera», en velada alusión a Argelia y el Frente Polisario.