Barcelona

El vía crucis de Cataluña

Un padre relata las dificultades para que su hija reciba una educación bilingüe, sin primar el catalán 

La Razón
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BARCELONA- A finales de 2010 el Tribunal Supremo (TS) dictó tres sentencias que obligan a la Generalitat a que el castellano sea lengua vehicular en la educación, además del catalán. El TS reconocía el derecho de tres familias de equiparar el castellano a la lengua catalana en las escuelas de Cataluña y, en definitiva, daba la razón a muchas familias que luchan en esta autonomía para que el castellano sea reconocido como lengua vehicular de la enseñanza. La Constitución avala a estos padres, pero el periplo legal es muy complicado. Nos los explica un padre, con una hija de seis años escolarizada en un colegio concertado de Barcelona, que no desfallece pese a que la Generalitat piensa seguir aplicando la Ley de Educación, que blinda la inmersión lingüística. En una clase de 50 alumnos, un grupo de padres solicitaron el pasado curso al centro una educación bilingüe para sus hijos. El responsable del centro se limitó a comentar a este diario que «cumplimos a rajatabla la política lingüística de la Generalitat». Cuatro familias reiteraron la anterior solicitud, esta vez ante la Generalitat, pero ésta denegó la enseñanza bilingüe, y únicamente reconoció el derecho a una atención individualizada, hecho que es rechazado por estos padres, al verlo negativo por la educación de sus hijos.
El siguiente paso de Bueno fue interponer dos recursos por lo contencioso–administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Incluso, próximamente interpondrá una nueva reclamación , en este caso por daños y prejuicios. Por este último recurso solicitará 5.000 euros por cada año que la educación no sea en ambos idiomas. Todos estos recursos siguen pendientes de resolución, y visto lo visto, puede tardar.
Según Bueno, es lo que se debe hacer teniendo en cuenta que hasta ahora su hija no ha recibido la educación bilingüe solicitada.
Bueno es optimista tras las últimas sentencias del Supremo, ya que «son precisas y establecen la equiparación», dijo. No obstante, quiso hablar por el resto de padres que se encuentran en situación similar y señaló que «si hubiera más reclamaciones, quizá cambiaría todo en la Generalitat».
Otro padre del mismo centro dijo a este diario que «soy muy escéptico y pesimista, más bien creo que no cambiará nada, aunque quizá si se toca el bolsillo del Govern....».
Por el momento, la titular de Educación, Irene Rigau, apuesta por mantener el modelo educativo que impulsó Ernest Maragall la pasada Legislatura con la Ley de Educación, que CiU votó a favor. Nada parece indicar que en los próximos cuatros años la Generalitat, ahora en manos nacionalistas, vaya a cambiar su política de inmersión lingüística.