La herencia del «déficit oculto» castiga al Ibex

Tras dos días de relativa calma, los mercados comenzaron ayer a digerir la herencia envenenada del «déficit oculto» que dejó debajo de la alfombra el Gobierno socialista. Si el lunes la bolsa española subió con brío en una atípica jornada marcada por el escaso volumen de negocio y la falta de actividad en muchos parqués europeos, ayer la vuelta a la normalidad trajo consigo de nuevo los números rojos. El Ibex 35 cayó un 1,72%, perdiendo el soporte de los 8.600 puntos.
«Los mercados empezaron a penalizar el incumplimiento del objetivo de déficit el martes, con la apertura de Londres, y consolidaron la tendencia ayer», explica Daniel Pingarrón, analista de IG Markets. El parqué británico tiene mucha influencia en la prima de riesgo porque negocia mucha deuda soberana. Y en un momento en que vuelven las dudas sobre el déficit, la financiación y el crecimiento de España –Goldman Sachs y Fitch han recortado recientemente sus previsiones para este año–, el diferencial entre el bono a diez años español y el alemán sufre otra vez las consecuencias. Ayer volvió a subir doce puntos básicos y cerró en 351, después de que la rentabilidad del bono a diez años escalase hasta el 5,4%. «Lo preocupante es que el comportamiento de la prima en términos relativos ha empeorado en los últimos días con respecto a la italiana –que concluyó la jornada en 499 puntos– y la diferencia entre ambas ha caído de los 200 puntos», explica Pingarrón.
La banca se llevó la peor parte del desaguisado bursátil. Los dos grandes, Santander (-3,85%) y BBVA (-2,94%), se vieron lastrados por la amenaza de Fitch de rebajar el rating del sector financiero español por la crisis de deuda y la ampliación de capital de la italiana Unicredit con un descuento del 43%. «Tampoco está gustando que los depósitos a un día de la banca en el BCE sigan batiendo récords –453.000 millones de euros el día 3 de enero, según los últimos datos– y que el crédito no fluya», dice Pingarrón.