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Barcelona

A las barricadas

La Razón
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El final del «Montillato» se salda con un aumento alarmante de la conflictividad callejera con improvisadas barricadas e incendios varios. La historia negra de Barcelona nos recuerda que es una ciudad con paroxismos de furor y destrucción. En el siglo XX sin ir más lejos tenemos el azote bíblico de los anarquistas, desde la Semana Trágica hasta «Els Fets de Maig». La dirección del orden público en Cataluña ha ido empeorando progresivamente y con Saura ya hemos tocado techo. Dejando aparte gestos de mal humor de los Mossos, hartos de órdenes contradictorias, en general vemos una falta de efectivos ante las manifestaciones violentas.
En consecuencia, se evita el efecto de la disuasión y la falta de contundencia en la represión. Casi siempre asistimos a una persecución de unos detrás de los otros, sin cortar la retirada a los violentos y hacer la redada correspondiente. Ante el vandalismo hay mucha impunidad. Por ejemplo, asistimos a la quema de retratos del Rey y de la enseña nacional ante la impasibilidad policial. Por lo tanto, no es de extrañar que el día 29 los pirómanos continuaran su labor. Otra vez se repite la historia, cuando en Cataluña se ataca a España se desata la anarquía aquí. Es hora de que aprendamos.