Sevilla

El Guadalquivir en peor estado que el Amazonas y el Mississippi

En el caso hipotético de que se encuentre en un concurso de televisión, al estilo de «¿Quiere ser millonario?», o ante una partida de un juego de mesa y le cayera en suerte la pregunta «¿qué histórico río está en peores condiciones?», quizás, las alternativas que se le planteen podrían ser: A. Amazonas; B. Mississippi; C. Támesis; y D. Guadalquivir. La respuesta, si obvió el titular, no la encontrará tras la publicidad, sino unas líneas más adelante.

Vista de la esclusa del río, una infraestructura que se complementa con el dragado
Vista de la esclusa del río, una infraestructura que se complementa con el dragadolarazon

Según el estudio –80 millones de datos y unos 2.000 folios le contemplan– elaborado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y varias universidades y centros de Andalucía, encargado por la Autoridad Portuaria para abordar la viabilidad del dragado del Guadalquivir, «el río sufre una hipoxia superior, en términos absolutos, a la descrita en los ríos extraordinariamente caudalosos que arrastran ingentes cantidades de material particulado, pero, sin embargo, están caracterizados por poseer unas condiciones de turbidez notablemente inferiores a las medidas aquí». «La descarga del Guadalquivir en situaciones muy concretas de máxima crecida durante el periodo de estudio rondó los 600 metros cúbicos por segundo (con un promedio anual histórico de 160 metros cúbicos por segundo), mientras que el Amazonas vierte de media 100.000-220.000 metros cúbicos por segundo o el Mississippi, 23.000 metros cúbicos por segundo», prosigue el estudio.

Si se compara con los principales estuarios europeos, «el Guadalquivir presenta 6,1 miligramos por litro, una descarga de agua de 160 metros cúbicos por segundo y una densidad de población de 71 habitantes por kilómetro cuadrado». Su estado trófico está «por definir», aunque, comparado con otros ríos, queda en peor posición. El Escalda, con 6,8 miligramos por litro, una descarga de agua de 120 metros cúbicos por segundo y 300 habitantes por kilómetro cuadrado, se considera que está «altamente contaminado». El Támesis –5,8 miligramos por litro, 300 metros cúbicos por segundo y 510 habitantes por kilómetro cuadrado– está «contaminado». El Guadalquivir «triplica la concentración de sólidos en suspensión del Amazonas; duplica al Mississippi» y sólo le supera el Ganges.

El informe señala que las alternativas para salvar el Guadalquivir pasan por la gestión integral del río o esperar a que cesen las causas que lo mantienen «agonizante», es decir, «que el sistema se recupere a su buen saber y entender». El dragado que se pretende «no cambia sustancialmente ni la amplitud de las mareas ni las estoas». Sí «reduce la asimetría vertical, la velocidad y las fuerzas turbulentas». También «modifica las corrientes residuales», pero tampoco «cambia sustancialmente la turbidez».

«Excepto la reinundación de llanos mareales en el entorno del espacio natural, todas las actuaciones previstas repercuten negativamente en la dinámica, morfología y biodiversidad del estuario; no mejoran la situación de turbidez y salinidad y limitan la capacidad de minimizar su duración y efectos», indica el CSIC. Todo ello lleva a los científicos a recomendar una «gestión integral», que conllevaría un manejo de los recursos de agua dulce y el dragado de mantenimiento, incorporando progresivamente los llanos mareales al ciclo y promoviendo estrategias de desarrollo de la industria marisquera y pesquera y sus derivados y tomando decisiones, previa cuantificación del riesgo.

La escalada de usos y la descoordinada gestión sin cuantificar las consecuencias ha provocado «el agotamiento de los recursos básicos de suelo y agua, es decir, la imposibilidad de satisfacer todas las demandas, provocando debates y crispación».

La contaminación procedente de las empresas aceiteras y azucareras conlleva menos especies. Se introdujo el black-bass y la gambusia, unos peces que compiten en espacio y, sobre todo los primeros, son depredadores. El estudio también denuncia la influencia de la pesca de inmaduros en la reducción de la biodiversidad, básicamente, de camarones y angulas. La pesca daba empleo a centenares de personas en Coria y Alcalá del Río. En la actualidad, sobrevive, de modo testimonial, la pesca de albures con la cuchara coriana o tarralla.

La presa supone una barrera infranqueable para las especies que se reproducen río arriba: esturión, sábalo, saboga o lamprea. Haciendo un promedio global de las capturas, la más abundante es, «con diferencia», la carpa. Le siguen el albur y el barbo. «A gran distancia» están el capitán y el róbalo. El resto es «muy escaso». Respecto a las aves, «el posible aumento de la influencia de agua marina en el estuario al profundizar el canal de navegación (inevitable si no se incrementan los aportes de agua dulce al río) tendrá efectos negativos sobre las aves con afinidad por los tramos altos y positivos por las que tienen clara afinidad por la desembocadura».

Por cierto, la respuesta correcta, en términos relativos, y como el Ganges no estaba entre las opciones, era la D, el Guadalquivir. Enhorabuena a los premiados. Condolencias a las generaciones futuras.