Damasco
«La democracia en Siria será un objetivo irrenunciable»
El novelista sirio Khaled Khalifa considera que el conflicto armado que vive su país terminará con la salida del presidente Bachar al Asad del poder. Su libro "Elogio del odio", publicado en 2006 y censurado por el régimen sirio, acaba de ser traducido al español. En sus páginas revive uno de los episodios más dolorosos de la reciente historia siria, la mataza de Hama por parte de las fuerzas de seguridad del país.
Ser la voz de los débiles. No era este el propósito de Khaled Khalifa cuando comenzó a escribir "Elogio del odio"; pero a la postre, la novela de este escritor sirio acabó convirtiéndose en un lúcido e irónico artefacto literario que otorga voz y protagonismo a un grupo de mujeres que vive en un país dominado por hombres, un país donde el fundamentalismo religioso ha hecho estragos entre la población femenina y la ignorancia ha sido moneda corriente.
Khalifa (Alepo, Siria, 1964) recibe a los periodistas en Madrid con el brazo escayolado. Es un «recado» que le dejó la policía de su país por participar en el funeral de un amigo que cayó víctima de la represión del régimen del presidente Bachar al Asad. Recién salido de la cárcel, ha viajado a España para presentar «Elogio del odio» (Lumen), una novela de amor censurada en su país, en la que recrea la espeluznante matanza de 10.000 de personas -hay fuentes que hablan de 20.000- en la ciudad siria de Hama en 1982, perpetrada por el padre del actual presidente sirio.
Cuando las fuerzas militares de Hafez al Asad cometieron aquella masacre, Khalifa contaba 18 años y sufrió las consecuencias del genocidio en silencio, como el resto de sus compatriotas. "Para mí fue la peor tragedia que podía haber vivido, para la sociedad siria fue una mancha de vergüenza. Muchos se sintieron culpables por el silencio que guardaron, no por falta de valentía. Dese cuenta que en aquella época no había apenas información. Las autoridades cerraron la ciudad durante meses para limpiar cualquier huella, pero poco a poco fuimos descubriendo lo que sucedió. En contra de lo que se dice a menudo, no mataron sólo a los islamistas, el 90% de las víctimas eran personas corrientes".
La protagonista es una joven sin nombre que narra en primera persona los avatares de una familia. Ella se rebelará ante el entorno y experimentará el odio como fuerza vital. El odio, dice Khalifa, domina todo lo que mueven los extremistas. Y la protagonista "es una víctima más de esa cultura fundamentalista basada en la ignorancia". Nada que ver, matiza, con la mayoría de los sirios: "Los sirios son tolerantes, amables, abiertos. Son los fundamentalistas los que promueven el odio. Y me refiero no sólo a los islamistas sino también a otros grupos políticos herméticos. Lo suyo no es islamismo sino fascismo".
A Khalifa no le gusta la denominación de "guerra civil"en Siria. "Es una revolución", matiza, "porque el pueblo quiere derrocar a un dictador que está masacrando a su pueblo". "Estoy convencido de que Bachar al Asad se irá del poder, le echaremos".
Le hubiera gustado una revolución como la de Egipto, menos sangrienta: "Egipto necesita tiempo, como el resto de países árabes que han optado por la revolución. Cada país tendrá su modelo, y en todos esos países la democracia será un objetivo irrenunciable. La democracia liberará a las sociedades árabes de muchas ataduras del pasado, ideas arcaicas. En Egipto, los islamistas ya saben que dios no regala cestas con comida, que tienen que hacer política y que la política no tiene nada que ver con dios. Por eso, en los últimos meses han perdido un 30% de apoyo popular".
Se refiere a los Hermanos Musulmanes, que ganaron las elecciones parlamentarias -aunque hace diez días la Junta Militar disolvió el Parlamento dominado por ellos–. Los islamistas de la Hermandad también se han hecho con la presidencia en Egipto, pero en Siria no tienen la misma fuerza, dice Khalifa. "Se exagera mucho el papel y la fuerza de los Hermanos Musulmanes. Si en Siria hubiera elecciones libres, serían afortunados si lograran un 20% de apoyo. Los panarabistas y los liberales tienen más fuerza".
Khalifa vive en Damasco dentro de una rutina peligrosamente herida, con una mezcla de pavor y entusiasmo. "A veces me siento triste, otras alegre. En cualquier caso, estoy muy involucrado. Ayudo a la gente para que triunfe la revolución". Khalifa ha publicado tres novelas y ha creado numerosos guiones para series de televisión en Siria. Comenzó a escribir a los 11 años y a los 15 publicó su primer poema. No cree que la poesía sea una forma superior de literatura, todo lo contrario: "Soy un fundamentalista de la novela", dice entre bromas.
Tampoco se siente un producto de una tradición literaria siria, ni siquiera árabe: "Soy heredero del patrimonio cultural de la humanidad. Eso es algo por lo que también se pelean las revoluciones de la primavera árabe, por ese anhelo de formar parte de la civilización humana y no sólo de una cultura árabe".
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