
Buenos Aires
No sólo de fútbol viven los argentinos
«Y que sobre lo que no se puede hablar, mejor quedarse musa, ¿estamos?», dice alguien en jerga barrial en la última línea del último cuento de «Los Lemmings y otros».

El primer libro de Fabián Casas (escritor y poeta argentino, punta de lanza de una generación, que, a mediados de los 90, marcó el rumbo de la poesía de ese país al pasarle el lustre al acartonamiento social de los versos de años anteriores con obras como «Tuca» y «El salmón») que se publica en España. El libro de cuentos de un poeta cuya obra en verso, reunida en «Horla City», ha vendido más de 3.000 ejemplares en Argentina.
Un hombre nacido en 1965. Que ha sido leído y recomendado por Fogwill. Que es amigo de Viggo Mortensen y que creció en Boedo, un barrio emblemático de Buenos Aires que es, además, el lugar donde transcurre todo lo que Casas escribe. Ocho cuentos divididos en dos partes, marcados por la frontera que separa la infancia de la edad adulta, y dos textos más que no buscan la eficacia ni el resultado pero, eso sí, transmiten una experiencia única, traducida en anécdotas. Hechos mínimos, objetos, cosas.
Historias que ocurrieron, que pudieron ser, narradas al detalle y bajo el amparo de un universo simbólico distinto, variado, que roza apenas la nostalgia: la memoria donde se combinan elementos tan dispares como Kevin Costner con Schopenhauer, Sebald con Asterix, Wittgenstein con el fútbol, unidos por la escritura precisa de Casas, que busca, que siempre encuentra, el lugar donde la palabra brilla. Si no, mejor quedarse callado, quedarse musa.
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