La huelga en vilo

En la última asamblea sindical, celebrada el pasado día 8, esperaban haber recabado todos los apoyos, sin embargo, una mayoría de las 300 personas que aproximadamente acudieron a la reunión pidió a los representantes de CC OO, FET-UGT, ANPE, STEM y CSIT allí presentes, endurecer las movilizaciones y el discurso. A éstos, los más radicales, una huelga día 14 les parece poco. Consideran que al ser el primer día de curso, los alumnos sólo acuden a los institutos a por el horario escolar y que nunca se dan clase, por eso propusieron parar los días 20, 21 y 22.

Movidos por los «indignados»
Los representantes sindicales que estuvieron presentes en la asamblea reconocieron que finalizaron la reunión con «muy mal cuerpo», como aseguró Francisco Melcón, presidente de ANPE, el segundo sindicato con más representación entre los docentes. «Se ha querido instrumentalizar al profesorado en unas movilizaciones radicales y desaforadas que no sabemos a dónde nos van a llevar», sentenció. El origen del radicalismo está en el 15-M, un movimiento que apoya las protestas de los profesores contra el aumento del horario lectivo a 20 horas semanales, desde que el pasado 31 de agosto los sindicatos les pidieran ayuda en una de las asambleas.

Un portavoz del 15-M confirmó que los «indignados» les apoyarían. En la concentración-cacerolada que tuvo lugar el día 7 frente a la Consejería de Educación hubo más de dos mil personas. Pero lo que en aquella ocasión se tildó de éxito, es ahora un problema para los líderes sindicales.

A tomado una deriva «política» y no «profesional», se lamentan algunos fuera de micrófono. Este viraje ha dividido a los docentes y a las centrales. Unos prefieren mantener el 14 por el simbolismo de que es el inicio del curso escolar, otros hablan de que ese día sea sólo una «jornada de lucha» y de concienciación para parar los institutos la próxima semana. La respuesta, hoy.