Sevilla
Voto secreto (o no)
La moda dicta que el articulista aproveche este último día de campaña, si le place, para revelar su sufragio. Hay sobrados motivos para abominar del andalucismo, que en caso de ser una idea lo sería estrecha de miras, como todo lo que no otea más allá del propio campanario. Tampoco le faltan al firmante motivos personales para abjurar de un partido cuya reina madre, ese trilero de nombre Alejandro, lo llamó «terrorista» con todas sus letras en un debate televisado en directo. Sin embargo, Fernando Álvarez-Ossorio, cabeza de lista del PA por Sevilla, bien merece la confianza de mi papeleta. No ya por su simpatía y el entusiasmo contagioso con el que defiende lo suyo (lo nuestro), sino porque alguien tendrá que empezar la hercúlea tarea de demoler este bipartidismo mediocre que nos atenaza. La Izquierda Unida civilizada que murió con el infarto de Anguita o esa Rosa Díez valiente y tenaz como una amatxu vasca fueron o son opciones legítimas para demostrar que hay vida inteligente fuera del PSOE y del PP; sobre todo, fuera del PSOE y del PP. Seguramente un voto no baste para que la sonrisa perenne de Fernando eleve el nivel del Congreso, que falta hace. Pero quizá uno, más uno, más otro…
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