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Corea del Norte se blinda para el luto y el proceso de transición

El hijo menor de Kim Jong-il rinde homenaje a su padre en su velatorio
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PEKÍN- Dentro de una urna de cristal, arropado por la bandera roja del Partido de los Trabajadores, rodeado de flores que llevan su nombre (las «kimjongilias») y de soldados en pose marcial, el cadáver de Kim Jong Il fue expuesto ayer en una sala palaciega de Pyongyang. Su hijo y sucesor, Kim Jong Un, acudió a rendir homenaje a los restos, igual que hicieron otros altos cargos militares del régimen. Corea del Norte se despide del «dictador atómico» y abre oficialmente un periodo de transición y duelo durante el cual da la sensación de que el llamado «país ermitaño» lo va a ser más que nunca. Las señales de ayer así lo indicaron. En las dos fronteras terrestres abiertas, la de China y la de Rusia, se interrumpió el trasiego de comerciantes y sólo se transitaba en una dirección: la que llevaba a rusos y chinos de vuelta a su país. «No podemos ir ahora, está totalmente cerrada hoy por la muerte de Kim Jong Il», aseguraba en la fronteriza Dandong un comerciante chino.Alérgico y temeroso a la influencia extranjera, el régimen no quiere intrusos en sus días de luto, quizá para evitar que alguien ajeno a la psicosis colectiva que se vive de puertas adentro desentone con el duelo obligatorio, o acabe faltándole al respeto al «Sol del Siglo XXI». «Mi jefa estaba en Corea del Norte cuando anunciaron la muerte de Kim Jong Il y me dijo que si los extranjeros no lloran la muerte del líder no se pueden subir en los trenes. Así que imitaron a la gente y se pusieron a llorar», aseguró ayer un internauta chino en Sina Weibo (Twitter chino). También ayer, fuentes chinas confirmaron que ni siquiera su delegación tiene planeado viajar a los funerales que se celebrarán el día 28 y para los cuales el régimen ha dejado claro que no quiere ver caras extranjeras. Hay quien apunta que podría ser una excusa para evitar que los norcoreanos se den cuenta de que Kim Jong Il no es ese gran estadista respetado en el mundo entero del que habla la propaganda.