Valladolid: navegar por la meseta castellana

Tierra de campos, amplia, abierta y extensa, en ocasiones verdes y en otras dorados, la provincia de Valladolid guarda el recuerdo de episodios históricos que aún se dejan sentir gracias a la presencia de grandes castillos e inmemorables monasterios que avivan los sentimientos de una época pasada.

Pero si algo llama la atención de esta zona es su diversidad paisajística. Aunque conocida por sus llanuras, a lo largo del camino quedamos boquiabiertos ante la aparición de pequeños montes que soportan el peso de castillos que fueron guarida de reyes.

Pero la sorpresa es aún mayor cuando en Medina de Rioseco nos topamos con el Canal de Castilla. Como en cualquier comarca del interior de la península, tener un canal por el que navegar era un sueño, por lo que en la Ilustración los pueblos vallisoletanos lo recibieron como un deseo cumplido. Durante años los animales tiraron de las barcazas por los caminos paralelos al canal, permitiendo que la distribución de productos como la lana, el vino o el cereal llegasen a toda la comarca.

Aunque en la actualidad la navegación es distinta, un pequeño barco a motor dirige a la tripulación y al curioso viajero por esas aguas que han marcado la vida histórica y comercial de la zona.
Situada sobre los montes torozos, la villa de Montealegre destaca a lo lejos y fascina por la grandeza de su castillo. Declarada Conjunto Histórico Artístico, en esta pequeña villa las piedras y las tejas se mezclan con el verde de los matorrales de encinas y con la frescura del Pisuerga y el Duero para convertirse en los protagonistas del paisaje.

En lo más alto del pueblo se alza el Castillo de Montealegre. Refugio de los Comuneros y antigua fortaleza militar, terminó como muchos siendo silo de cereales durante años. Su planta casi cuadrada y flanqueada por torres, alberga actualmente un interesante Centro de Interpretación dedicado al Medievo.

Sumergirse por las escalinatas de caracol de los torreones nos transporta a una época pasada, aquella en la que los habitantes del castillo podían ver acercarse a los enemigos de lejos, pues la vista desde lo más alto alcanza zonas lejanas. Durante los últimos años, el castillo alberga conciertos y obras de teatro de los vecinos.

Escorial vallisoletano
Al oeste de la provincia sobresale la Colegiata de San Luis, uno de los monumentos más importantes de Villagarcía de Campos. Regentada por los jesuitas y mandada construir en el siglo XVI, esta colegiata es conocida como «El Escorial Vallisoletano».
Conocida como balcón de tierra de campos, Urueña es el pueblo amurallado más importante de la provincia, no en vano su altura y su posición impidió durante años que fuera conquistada. Ahora podemos avistar paisajes dorados durante prácticamente todo el año. Nombrada primera y única Villa del Libro de España, su actividad turística y cultural gira en torno a la letra impresa y a los sectores relacionados con ella.

El encanto de sus calles y casas de piedra le dan un toque especial. Entre la variedad de librerías que hay, destaca la «Enoteca», en la que además de numerosos libros de vinos se pueden hacer catas y degustaciones de los mismos; una buena forma de empaparse de la cultura vínicola de zona. Junto con las librerías, el pueblo cuenta con el Centro e-LEA Miguel Delibes, un lugar de lectura y escritura que posee un área museística, sala de exposiciones temporales y salón de actos dedicados a eventos literarios.

Dominando el este de Valladolid, el castillo de Peñafiel sobresale a lo lejos. Enclavado en el corazón de la Ribera del Duero, la villa destaca por su conjunto histórico. La Plaza del Coso, conocida popularmente como el corro de los toros, es testigo de las fiestas taurinas del pueblo año tras año. La particularidad de su forma la convierten en especial respecto a otras, ya que las casas que forman la plaza sirven de palco durante los eventos taurinos. Su castillo, que regala espléndidas vistas sobre la comarca, es hoy museo provincial del vino, un lugar donde conocer la riqueza enológica de la provincia, que aglutina el mayor número de denominaciones de origen de España. Protos, una de las bodegas más conocidas y a la vez más antigua de la zona, se sitúa a los pies del castillo.

Al sur de la provincia se encuentra la Villa Romana de Almenara de Adaja-Puras, un centro turístico que nos traslada al mundo romano. El conjunto museístico está formado por dos edificios: el Museo de las Villas Romanas y un segundo donde se muestran los restos recuperados de una lujosa villa construida en el siglo IV. Aquí, grandes y pequeños disfrutan con las obras de teatro sobre la realidad doméstica romana, un regreso al pasado que deja huella en la memoria.
 

-Cómo llegar: Desde Madrid, lo más cómodo es viajar en AVE hasta la capital vallisoletana.

-Dónde dormir. En la ruta del Canal de Castilla, ubicada en la localidad de Villanueva de San Mancio, se encuentra La Posada del Canal. Esta acogedora casa proporciona una estancia especial, pues sus siete habitaciones están dotadas de una decoración exquisita. Otras opciones son la Posada Fuente de la Aceña, en Quintanilla de Onésimo, con 22 habitacioness con vistas al río; y Lavida Vino-Spa Hotel Rural, un edificio construido y decorado bajo las técnicas del Feng-Shui en el que todo gira alrededor del vino. Para finalizar el viaje, nada mejor que el Hotel Balneario Villa de Olmedo, cuyas aguas están destinadas a combatir el estrés.

-Dónde comer. Las Bodegas Tradicionales de Fuensaldaña son una buena propuesta para que el viajero se empape de la gastronomía de la zona. Por su parte, el restaurante La Botica, en Matapozuelos, cuenta con dos facetas culinarias, la típica cocina castellana y la cocina de autor.

-Enoturismo. No hay que desperdiciar la ocasión de adentrarse en la ruta del vino Ribera del Duero (www.rutadelvinoriberadelduero.es).

-Más información. La Diputación de Valladolid cuenta con toda la información necesaria para recorrer la provincia. Contacto: 983 427 100.