San Lorenzo

El «catedrático de Bolonia» que cambió los protocolos

El secuestrador se hacía pasar por profesor universitario

Los agentes tuvieron que acceder a su domicilio por el tragaluz del tejado. Se trataba de una vivienda enrejada y de complicado acceso
Los agentes tuvieron que acceder a su domicilio por el tragaluz del tejado. Se trataba de una vivienda enrejada y de complicado accesolarazon

Madrid- Desde que salió en libertad, José Carlos había adoptado medidas de precaución poco frecuentes en un delincuente común. En el registro de su vivienda en la Sierra (una especie de guarida de difícil acceso) se encontraron resguardos de ingresos que permitieron ir descubriendo la red de apoyos que Serna había tejido para permanecer oculto. Serna había alquilado habitaciones en pisos de Madrid y una casa en Boadilla; había contratado conductores; tenía varios móviles y cambiaba continuamente sus tarjetas. Disponía, además, de una red de contactos a los que identificaba con abreviaturas. Se comunicaba con ellos vía mail y les daba instrucciones. Se hacía pasar por catedrático de Economía de la Universidad italiana de Bolonia y decía que venía a contactar con profesores de las universidades madrileñas. Según declaración de sus conductores, creyeron su historia y en más de una ocasión le llevaron a la Universidad Complutense y a la Autónoma, donde pensaban que se citaba con otros profesores. Él sostenía que adoptaba estas sofisticadas medidas para evitar ser víctima del espionaje industrial. La investigación policial fue estrechando el círculo y, tras varios dispositivos, se le ubicó en el domicilio de San Lorenzo, donde fue arrestado. Ahora, además del secuestro, se le imputan los delitos de quebrantamiento de condena y falsedad de documento público. Sin embargo, al pasar a disposición judicial, Sernas se ha acogido a su derecho de no declarar.
Su caso provocó en diciembre, cuando se fugó de Estremera, un gran revuelo político y judicial. Así, el Servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial incoó una investigación en relación con la excarcelación fraudulenta y reiterada del interno. Para evitar que se repita este caso, la Sala de Gobierno del TSJM puso en marcha a principios de año un nuevo protocolo de notificación de órdenes de libertad a centros penitenciarios y se estableció un protocolo de comunicación entre órganos judiciales en el que ya no resultará necesario el fax. Los mandamientos de libertad se comunicarán informando al juzgado pertinente y el Juzgado de Guardia redactará el mandamiento de libertad. Éste se remitirá al centro penitenciario junto con el auto de libertad, y éstos tendrán que devolver el exhorto al órgano de procedencia, una vez cumplimentado.