Estados Unidos
Thatcher la dama de cine
Se anuncia para el próximo año el estreno del biopic sobre Margaret Thatcher «The Iron Lady» y ya se habla de la soberbia actuación de la actriz que mejor imita los acentos ingleses, incluido el australiano, y simula con fluidez el acento polaco y el sueco: Meryl Streep.
No cabe duda de que será la perfecta «Maggie», con su lujuriosa permanente –que con éxito imita Rita Barberá–, y los austeros trajes de chaqueta, adornados con el mismo collar de perlas que luce Lisa Simpson. Por su firmeza de carácter y su oposición a la URSS, el politburó soviético la tildó de «Dama de Hierro». ¡No sabía Brézhnev con quién se la jugaba! Por lo pronto, adoptó el insulto como marca de fábrica en su lucha contra el comunismo, y acabó derrotándolo con la inestimable ayuda de Ronald Reagan. Como decía Thatcher, «el Estado controla la economía, restringe la libertad sin producir prosperidad». Era lógico que ambos mandatarios dieran el empujón final al hundimiento del Imperio soviético. En aquellas reuniones con Reagan y Gorbachov, Thatcher iba acompañada de su mítico bolso, marca Aprey's, que balanceaba como quien lleva de paseo a un caniche mordedor. El bolso, recién subastado en Christie's, ha sido adquirido por 25.000 libras y es el símbolo más acabado del triunfo político de una mujer que siempre estuvo más allá de las ridículas cuotas de género.
Como su permanente, el bolso, símbolo del poder femenino, fue motivo de burla de la izquierda, que con sus políticas discriminatorias nunca ha conseguido aupar a una mujer a la cúspide del poder. La Thatcher lo consiguió en el lejano 1979 e impuso además su ideario político. En su antifeminista campaña de desprestigio, repetida posteriormente con Esperanza Aguirre, se burlaron de su figura enérgica insinuando un exceso de virilidad. Elvis Costello y Morrisey la satirizaron en sus canciones y el malvado Sadam dijo que estaba poseída.
Lo cierto es que Thatcher fue la primera mujer europea que llegó a primer ministro en el Reino Unido y Estados Unidos, y su famoso bolso ha pasado a la Historia por crear el verbo «handbaging», que significa sermonear a alguien. Nada raro porque la «revolución Thatcher» nació de su firmeza metodista, doctrina que hace hincapié en la rectitud, y de su aprecio por liberales como Koestler, Hayek y Popper.
Ante el declive económico del Reino Unido, redujo el papel del Estado. Adoptó una línea dura con los sindicatos, reduciendo su influencia nefasta en la economía. Flexibilizó el mercado laboral y favoreció la elección individual. Se opuso a la Unión Soviética y libró la más dura de las batallas, la de las ideas, contra la supuesta superioridad moral de la izquierda.
Al renacimiento del interés por la líder tory, se une hoy el filme de Phyllida Lloyd, sin duda un referente en los tiempos actuales de crisis. Será curioso oírle decir a Meryl Streep, con el marcado acento «British» de Maggie, su elocuente ideario: «Donde hay discordia podemos traer armonía. Donde hay un error, podemos traer verdad. Donde hay duda, podemos traer fe. Y donde hay desesperación, podemos traer esperanza».
✕
Accede a tu cuenta para comentar