Vitoria

Miles de personas exigen la legalización de Sortu

Las fiestas donostiarras se abren con gritos y carteles a favor de los presos de ETA. El alcalde ve «naturales» las protestas

Óscar Matute, de Alternatiba; Txelui Moreno, de la izquierda abertzale, y Maiorga Ramírez, de EA
Óscar Matute, de Alternatiba; Txelui Moreno, de la izquierda abertzale, y Maiorga Ramírez, de EAlarazon

Rubalcaba asegurando que en las elecciones no habrá peligro de atentado por parte de ETA, el portavoz del Gobierno, José Blanco, recordando a los abertzales que están siendo seguidos por la Justicia de cara a concurrir a las elecciones y la izquierda abertzale con su actividad diaria, la de humillar a las víctimas de la banda terrorista, al igual que ya ocurriera durante las fiestas de Vitoria. Éste fue el contexto con el que se citaron ayer miles de personas en San Sebastián para exigir la legalización de Sortu.

La marcha, convocada por el Movimiento Eleak –colectivo que defiende los derechos civiles y políticos de los independentistas vascos–, discurrió en la tarde de ayer por San Sebastián bajo el lema «Euskal Herria libre y legal. Todos los derechos para todos». Derechos que lejos de ser los de las víctimas del terrorismo o de los que viven amenazados y con necesidad de escolta, se centraron en los presos de la banda terrorista y, con más insistencia aún, en la legalización de Sortu, uno de los grandes objetivos de la hoja de ruta de la izquierda abertzale.

Caras visibles de Bildu, ex dirigentes batasuno, ex terroristas y sindicalistas se unieron en una marcha en la que el portavoz de Eleak, Josean Aguirre, pedía «nuevos pasos y compromisos multilaterales» para asentar el proceso de paz y convertirlo en «irreversible». Aguirre, de paso, aseguraba que el objetivo de la manifestación era «denunciar definitivamente a la violencia por todas las partes». Prueba palpable de esta intención fue el discurso final de la protesta, en el que rechazaron la destrucción de monolitos en recuerdo de víctimas de ETA y la muerte de supuestos «activistas vascos» entre los años 40 y 70.

Durante toda la manifestación se exhibieron carteles pidiendo el acercamiento de los presos (algopoco habitual en estas fiestas) y se corearon proclamas a favor de los presosy de la amnistía. Aunquefueron mitigados por la constante exigencia de legalizar Sortu.

Al final de la concentración, Aguirre volvió a dirigirse a las víctimas de la violencia, pero esta vez a las de su parte; a los alcaldes de Bildu que han recibido cartas con amenazas y a cuatro personas «muertas por disparos de la policía en San Sebastián entre 1949 y 1979».

Aguirre exigió que los políticos «den pasos concretos», entre ellos, abandonar «cualquier tentación de tensionar artificialmente la sociedad vasca», mientras que cargaba contra las «persecuciones de fotografías y provocaciones policiales». Su reclamación: «Una sucesión de pasos y compromisos» para «asentar el proceso en marcha» . Por último, instó a PSOE y PP a que abandonen el «inmovilismo» y a que arranquen en septiembre con una nueva política que, a su juicio, será «la llave de la solución», apostilló.

En cuanto a las arengas terroristas, cada vez más frecuentes en los Ayuntamientos y en las fiestas, Aguirre, clasificó a los que las denuncian como «provocadores» y matizó que las fiestas «son compatibles con las reivindicaciones», lo mismo que afirmó el alcalde donostiarra, Juan Karlos Izaguirre, quien, además, añadió que las protestas de la izquierda abertzale hay que tomarlas «con naturalidad». El regidor abrió la Semana Grande entre gritos a favor de la amnistía para los presos etarras y los carteles que piden la vuelta de los «exiliados» de la banda.