Manifestaciones violentas
La Policía de Bahréin se suma a la revuelta de la plaza de la Perla
Los héroes de la revolución de Bahréin ya no son sólo los mártires, sino también la Policía. Ayer centenares de miles de manifestantes inundaron la plaza de la Perla para exigir con más decisión que nunca la abolición del régimen monárquico.
Manama- Cuando en la plaza ya no cabía ni un alfiler, tres agentes hicieron su aparición entre la multitud para unirse a los manifestantes. Los policías fueron llevados en volandas por la gente, mientras eran vitoreados por la multitud.
Aquel momento, cargado de emoción, abrió una ventana de esperanza al cambio. Las temidas Fuerzas de Seguridad se han unido al pueblo bahreiní para apoyar sus demandas.
La tenacidad que han mostrado las decenas de miles de manifestantes, la mayoría chiíes, que durante una semana han ocupado la emblemática rotonda, ha hecho entender al régimen suní de los Jalifa que está llegando al final de su dinastía.
Precisamente, el anuncio de la liberación de varias decenas de presos políticos, así como el cierre de los procesos judiciales contra varios opositores chiíes en el exilio, antes del regreso de Hasan Mushaima, líder del partido opositor Al Haq, podría interpretarse como una oferta de diálogo por parte del Gobierno.
Muchos bahreiníes esperaban con impaciencia la llegada de Mushaima, mientras miraban con desconfianza la amnistía ofrecida por el rey Hamad al Jalifa a los presos políticos.
El activista por los Derechos Humanos Mohamed Maskati dijo a LA RAZÓN que el gesto del monarca «no es suficiente». En las cárceles de Bahréin hay unos 450 presos políticos que «han sido torturados en repetidas ocasiones» y por ello los culpables «deben ser llevados ante la Justicia».
En los noventa se llevaron a cabo decenas de detenciones durante las protestas populares contra el emir Isa Ben Salman al Jalifa, padre del actual rey. Muchos de los presos fueron «torturados cruelmente» y cuando fueron liberados no se abrió ninguna investigación contra los abusos cometidos por las autoridades», denunció Maskati, tras demandar medidas judiciales para impedir que se repitan los abusos y torturas contra detenidos.
Finalmente, la vuelta de Mushaima, prominente líder chií en el exilio acusado de rebeldía, se retrasó hasta hoy por problemas con el vuelo.
«Estoy feliz: mi marido ha dado la vida por liberar al país de la tiranía»
Ayer se celebró el funeral de Abdul Reda, 32 años, fallecido el lunes tras recibir un disparo en la cabeza el pasado viernes. Más de 25.000 personas acudieron a Malakiyya, la aldea de Reda. Este pueblo de pescadores se vistió de negro, por el duelo y por ser el color de los chiíes. Con total calma, Akila Sayed Mahdi, viuda de Reda, se confesó a LA RAZÓN: «Estoy muy contenta porque mi marido ha dado su vida por la liberación de la tiranía monárquica. Pero al mismo tiempo, triste porque ya no verá crecer a sus hijos».
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