Portugal
Vuelve el Judas
Apartir de enero la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea tendrá nuevo titular. Se trata de un español, José Manuel Silva. Lo que en un principio puede parecer una buena noticia, no lo es si se tienen en cuenta los precedentes. Porque Silva ya ocupó este puesto entre los años 1999 y 2005, periodo en el que se perpetraron una serie de ataques contra los intereses de los agricultores y ganaderos de nuestro país, en los que él fue uno de los principales culpables, bien por acción o por omisión. Está claro que un funcionario comunitario debe mantener la neutralidad y no favorecer a su Estado miembro de origen. Hasta ahí de acuerdo. Pero también se debería pedir que no le perjudique. Y durante el anterior mandato de Silva eso no sucedió. De su Dirección General salieron las propuestas para reformar la PAC que se aplica actualmente, con el pago único por explotación como emblema. De su despacho salieron también las propuestas para modificar la normativa en los sectores de aceite de oliva, algodón, tabaco y remolacha, que han sido muy perjudiciales para España (a las pruebas de lo que ha sucedido en los últimos años me remito). En resumidas cuentas, que el nombramiento de José Manuel Silva no es beneficioso, ni para los agricultores y ganaderos españoles, ni tampoco para los comunitarios. Siempre se ha dedicado a trabajar para él mismo y no a desempeñar adecuadamente las tareas propias de los puestos para los que ha sido designado.
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