Reino Unido

Anoréxicas hasta en el embarazo

Se conoce como pregorexia y cada vez afecta a más mujeres obsesionadas por mantener el peso durante la gestación

¿De cinco meses? Aunque no lo parezca, Victoria Beckham (a la dcha.) espera una niña. Su extremada delgadez ha desatado las alarmas. El efecto rebote. Otras, como Laila Ali, boxeadora, actriz e hija del mítico Muhammad Alí, se han descuidado
¿De cinco meses? Aunque no lo parezca, Victoria Beckham (a la dcha.) espera una niña. Su extremada delgadez ha desatado las alarmas. El efecto rebote. Otras, como Laila Ali, boxeadora, actriz e hija del mítico Muhammad Alí, se han descuidadolarazon

Las esbeltas siluetas de Angelina Jolie, Miss Beckham o Nicole Ritchie mientras lucían un embarazo de ocho meses sin un solo gramo de más fuera del contorno abdominal son las responsables directas, para muchos expertos, del actual aumento de un trastorno de la alimentación conocido como pregorexia. Surgió hace unos años, sobre el socorrido sufijo –rexia–, para etiquetar a las mujeres que viven su embarazo bajo la dictadura de la anorexia o la bulimia.

En un principio, grupos como la American Dietetic Association publicaron que se trataba más de una invención de los medios de comunicación que de una preocupación social real, pero los datos no mienten. Un estudio reciente, realizado por la Fundación Tommy's, señala que alrededor de 120.000 embarazadas en el Reino Unido padecen anorexia o bulimia durante el embarazo. Y la discreta tripita de la ex Spice Girl –tan popular entre los británicos– ha vuelto a disparar la alerta y el tema adquiere tintes de alarma social. ¿Dónde esta la medida?, ¿hasta qué punto se trata, simplemente, de buena genética? Los ginecólogos llevan más de una década abanderando la cruzada de «no hay que engordar más de un kilo por mes» y el dato peligrosos, precisamente, podría estar por debajo de este aumento.

En el caso de las pregoréxicas, sus embarazos sólo se constatan cuando se las mira de frente, pueden vestir su ropa habitual, y después de dar a luz, les bastan un par de semanas para volver a su talla. Todos podemos recordar los embarazos de las mencionadas Ritchie y Jolie, que consiguió gestar gemelos sin que su cuerpo experimentara el más mínimo aumento de contorno, y las recuperaciones meteóricas de Miranda Kerr –después de dar a luz a un niño de cuatro kilos– o Paz Vega. ¿Padecieron algún trastorno antes o durante ese periodo de sus vidas? Aunque no llegue al punto de catalogarse como ninguna «rexia», es cierto que la obsesión por el físico y el culto a la imagen provoca entre las embarazadas nuevas y peligrosas situaciones.


Presoterapia
La doctora Purina Espallargas, médico estético y especialista en ginecología, explica a LA RAZÓN que sí se trata de un problema muy real y creciente: «En mi consulta me encuentro a menudo con pacientes que viven la gestación como un auténtico calvario. El momento de la báscula se convierte en un drama y se las reconoce a la perfección, porque hablan del embarazo como si no existiera. Hay que tener mucho cuidado. Por una parte, están las mujeres que racionan al límite las calorías para que su anatomía sufra el menor cambio posible; y, por otro, también existe el caso de féminas a dieta eterna que afrontan la nueva situación como una barra libre alimentaria y que, en lugar de coger los 10 kilos de rigor, suben 22 con el riesgo que también supone esto de cara al parto».

Penélope Cruz o Paulina Rubio, que aún no han conseguido, cinco meses después de sus partos, volver a marcar cintura, pertenecerían al segundo grupo. Como señala esta especialista, «cuando se sigue habitualmente una dieta restrictiva y baja en calorías y se pasa a la normo-dieta recomendada durante el embarazo, lo habitual es que se aumente peso, porque el organismo está ralentizado». Pero, ¿qué se puede hacer en el otro extremo? La doctora Espallargas ofrece a sus pacientes más obsesionadas por el peso «masajes que faciliten el retorno venoso y presoterapia para, al menos, evitar la retención de líquidos, conseguir mantener las piernas esbeltas y prevenir la aparición de celulitis». Y, por supuesto, recomienda, aunque es muy difícil que escuchen y reconozcan su problema, ayuda especializada que comprende psicoterapia y nutrición.


Riesgos para el bebé
¿Los riesgos de este trastorno? Muchos y muy graves. Según la especialista, «aparte del bajo peso que posee el bebé al nacer y las consecuencias de la falta de azúcares en su sistema nervioso, se han detectado casos de niños que presentan un cociente intelectual más bajo de lo normal debido a la falta de vitaminas, así como un probado efecto rebote que, a la larga, convierte al bebé en un futuro obeso con el índice metabólico alterado».

Más escéptica ante el problema de la pregorexia se muestra la psicóloga Paloma Tapia, del Centro de Psicoterapia Deva, quien asegura que «lo primero es importante dejar claro que una mujer anoréxica diagnosticada no puede quedarse embarazada. El organismo es muy sabio y ante la ausencia de nutrientes. Lo primero a lo que renuncia, para ahorrar gasto, es a la menstruación». La especialista insiste en que hay que tener cuidado con la utilización de estos términos y añade que «hay muchos otros trastornos relacionados con la alimentación aparte de éste y dentro de cada uno numerosos subtipos, por lo que no se puede generalizar».


El detalle
LA JUSTA MEDIDA

- El doctor David Mariscal, asesor nutricional de los programas de adelgazamiento del Centro Slow Life House de Madrid, nos da las claves sobre la que sería una alimentación correcta durante el embarazo. «Lo primero que hay que hacer es desterrar la idea de que haya que alterar la dieta. Excepto evitar la carne cruda y el hecho de extremar los cuidados con las verduras, en un principio, la alimentación debe ser normal, sana y equilibrada».
Cuando la paciente tiene tendencia a engordar, y para evitar exceder de los diez o doce kilos recomendados por los especialistas, el nutricionista aconseja «no coger peso durante los cuatro primeros meses para compensar la ganancia posterior, pero siempre procurando que no falte ningun micronutriente. Se puede prescindir de la sal y el sodio, que, además, provocan retención de líquidos y de los extras innecesarios».