París
Los socialistas entre la esperanza y la prudencia
Con suspiros de alivio y una bocanada de esperanza. Así acogieron ayer los socialistas franceses el inesperado giro que ha tomado el caso Dominique Strauss-Kahn después de que las declaraciones de la camarera que acusó al ex director general del FMI de haber abusado sexualmente de ella hayan sido puestas en entredicho por la propia fiscalía neoyorquina.
La primera secretaria del Partido Socialista (PS), Martine Aubry, la única candidata oficial a la Presidencia hasta el momento, no tardó ayer en manifestar su «inmensa alegría» esperando que DSK «pueda salir cuanto antes de esta pesadilla». Sus más fieles acólitos no sólo confían en un retorno inmediato al tablero político, en caso de absolución, sino en que vuelven a ver en él un candidato al Elíseo en 2012.
Entre los entusiastas, Jack Lang, ex ministro de Cultura, quien se lanzó a un panegírico sobre el ex director del FMI: «Le necesitamos. Necesitamos su talento, su competencia, su estatura».
Mucho menos entusiasta, la socialista Ségolène Royal llamaba a la prudencia considerando «demasiado precipitado» hablar del regreso político de su potencial adversario.
Sin embargo, esta repentina evolución de los acontecimientos no debería trastocar el calendario de las primarias socialistas, cuyo plazo para presentar candidatura finaliza el próximo 13 de julio, pese a que ya se empiezan a escuchar voces autorizadas dentro del partido que piden alargar los plazos para que DSK pueda presentarse a la liza interna. Por ejemplo, Michele Sabban profetiza que «su rehabilitación será igual de potente que la destrucción que ha sufrido» y cree que merece la pena aplazar las primarias. No habría que esperar mucho tiempo: hasta el 18 de julio cuando el aún acusado tiene una nueva vista que puede ser la definitiva. A nadie se le oculta que las encuestas previas al asunto de la camarera otorgaban buenas perspectivas de triunfo a DSK, por encima de Aubry o Hollande.
Mientras, el silencio era la consigna en el Elíseo, apenas unos días después de que Nicolas Sarkozy haya enviado a su ex ministra de Finanzas, Christine Lagarde, a cubrir el puesto de DSK en el Fondo.
El primer ministro galo, François Fillon, se limitó a pedir «serenidad» y «dejar trabajar a la justicia»; la misma postura de prudencia que ha mantenido el Gobierno desde que estalló el asunto.
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