Córdoba

Un incidente así es imposible en España

El accidente de uno de los hornos de fusión de metales de la fábrica de tratamiento de residuos del sur de Francia «no podría ocurrir en nuestro país», asegura Máximo Paranilla, portavoz de Enresa, la gestora de las instalaciones de El Cabril (Córdoba) y, el único centro de tratamiento de residuos de muy baja, baja y media intensidad de España. «El complejo de Marcoule es inmenso y allí no sólo se reprocesa, también se fabrica combustible», añade Paranilla.

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El 95 por ciento de los residuos que llegan al complejo cordobés están acondicionados, es decir, confinados en bidones. La mayoría procede de las siete centrales nucleares españolas. El resto, un cinco por ciento, proviene de hospitales, centros de investigación o industrias y se tratan en las instalaciones del centro. «No se utilizan hornos, ni se reprocesan los desechos, sólo se compostan, es decir se reduce su volumen, para, posteriormente, introducirlos en barriles idénticos a los que nos llegan de las centrales», explican desde Enresa. En El Cabril no existen hornos para procesar los residuos, «tan sólo una máquina compactadora que puede reducir un residuo que mide 1 metro en origen, a 20 cm.», prosiguen. Los residuos de alta intensidad se mantienen confinados en las piscinas que cada central incluye en sus instalaciones y cuya capacidad está diseñada en función de su vida útil. Los únicos desechos que han salido de una de estas instalaciones son los de Vandellós I, que, después de sufrir un incendio y de detener su actividad, tuvieron que trasladarse a La Hague (Normandía) donde aún continúan, a pesar de que el acuerdo con Areva, su empresa gestora, expiró en diciembre de 2010. Areva, además, controla en un 49 por ciento las instalaciones de Marcoule.