Liverpool

Cuando los obispos experimentan a Dios

«Cuéntenos un caso en que Dios hablase a su corazón», preguntaron a nueve obispos de Gales e Inglaterra.

Cuando los obispos experimentan a Dios
Cuando los obispos experimentan a Dioslarazon

Ya lo decía Juan Pablo II en su encíclica «Redemptoris Missio» de 1991: «El hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros; cree más en la experiencia que en la doctrina». Quizá por eso, los obispos ingleses, ante la visita de Benedicto XVI al Reino Unido del 16 al 19 de septiembre, no hablan de doctrina, sino que se limitan a responder en una serie de vídeos en internet a una pregunta muy personal: «Cuéntenos una ocasión en la que Dios le haya hablado al corazón».

John Arnold, obispo auxiliar de Westminster, explica que en el día de la muerte de su madre Dios le dio un sentido de paz y aceptación. «Dios estaba presente cuando la llevó consigo y Él me dio la seguridad de que ella siempre me está escuchando, que le puedo hablar, y que las manos de Dios nos sostienen», afirma.

El obispo Edwin Regan, de Wrexham, Gales, recuerda cuando era quinceañero y se ganaba un dinerito repartiendo periódicos de madrugada antes de ir a la escuela. «Era una época de mi vida en que me preguntaba: "¿Habrá un Dios o no, es verdad lo que me han contado los mayores?"; y estaba repartiendo diarios, era una madrugada hermosa, miré al cielo, lleno de estrellas, destellando, titilando», explica Regan. Aquello le hizo pensar que «alguien debe haberlo hecho», que había una belleza trascendente «en el corazón de todo».

Para el arzobispo de Liverpool, Patrick Kelly, un momento en que sintió la cercanía de Dios fue su visita a Tierra Santa, cuando se quedó absolutamente solo en el mismísimo lugar de la Crucifixión. Aquel espacio tan concreto le impactó: «Aquí, no en otra ciudad, en un viernes, Dios, en Cristo, reconcilió al mundo», sintió admirado.

Rodeado de tumbas

También Kieran Conry, obispo de Arundel, narra su experiencia en un lugar santo: las catacumbas de Roma. «Celebrábamos misa, de pie en una capillita diminuta, con las tumbas de los primeros papas a nuestro alrededor, y las palabras de la misa recordaban "a nuestros hermanos difuntos que nos precedieron con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz"y la gente se conmovió y lloraba mirando alrededor y pensé "hay miles de estos aquí ahora". Fue profundamente emocionante, me recordó que soy parte de una gran historia», afirma Conry.