Praga
El «dinero fácil» del ladrillo se traslada a Centroeuropa ante la crisis de la Eurozona
El declive de la zona euro ha desplazado a los inversores a Centroeuropa, en concreto a República Checa, un país europeo pero con su propia moneda y una economía saludable y sin la amenaza de otros países tradicionalmente considerados como seguros.
En pleno debate sobre la conveniencia del rescate a España, las malas noticias sobre la zona euro han causado estragos en el mercado inmobiliario, principalmente en España. Se pinchó la burbuja y los inversores ya no encuentran un rápido retorno de su inversión, como antaño, lo que ha propiciado el traslado del dinero a otra moneda frente al declive del euro. En muchos casos el perfil del inversor en plena crisis está lanzando sus redes en el sector inmobiliario en América Latina o en los denominados «refugios seguros» del Golfo Pérsico. Sin embargo, la lejanía de estos mercados está animando a los euroescépticos a comprar en países limítrofes a la Eurozona, entre ellos la región de Europa Central aún no colonizada por la «moneda única».Se trata de «paraísos» de divisas seguras en países que están dentro de la Unión Europea, pero que no han adoptado el euro como moneda nacional. Los mercados más apetecibles son Suiza, que pese a no ser miembro de la UE cuenta con muchos de los mismos derechos de afiliación y mantiene su propia moneda, y el Reino Unido, que ha mantenido a la libra esterlina.El problema con estos mercados es que sus bienes raíces siguen siendo muy caros debido a su reconocida reputación como refugios seguros.La República Checa, destino emergenteEntre los destinos más pujantes para atraer la mirada de los inversores está la República Checa, que cuenta con una de las economías más sanas en Europa y es un miembro de pleno derecho de la UE. Tiene su propia moneda, la corona checa, que se ha mantenido estable frente a la devaluación del euro.Para los que siguen apostando por el ladrillo como vía rápida y segura de obtener beneficios, los precios de la vivienda en Chequia se redujeron, como en toda la UE; sin embargo, no a la medida de las economías más castigadas por la crisis. Además, como la República Checa no se considera como un país con el caché de Suiza o Reino Unido, no se ha producido un aumento significativo de los costes. De esta forma, el inversor está encontrando garantías de compra a precios razonables y sin temor a un estallido de la burbuja a corto plazo, como ya ocurre en otros países tradicionalmente considerados como valores seguros.«Si bien la ley de bienes raíces en la República Checa es tan avanzada como la mayoría de los otros países de la UE, tiene sus diferencias», indica Gabriela Haskova, directora de «Real Estate Treuhand» en Praga. Haskova aconseja la compra de inmuebles de promotores consolidados y de buena reputación y solicitar asesoramiento a la hora de la firma de una hipoteca. La compañía, filial de «Raiffeisen Bank», advierte de que en este tipo de inversiones a distancia es necesario conocer los lugares apropiados, como el centro de la capital, Praga, las zonas históricas en Brno -la segunda ciudad de la República Checa- y cerca de Budejovice, cerca de la frontera con Austria y en las proximidades de los principales focos turísticos y los grandes campos de golf que han ido aflorando en el país.
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