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Blanco fulmina a veinte empleados del PSOE contratados por Pajín en 2008

«Limpieza étnica», «ERE», «purga política»... Muchos eran los calificativos que ayer se utilizaban en la calle Ferraz para referirse al despido fulminante de una veintena de trabajadores del PSOE adscritos a la Secretaría de Organización desde que en 2008 Leire Pajín asumiera las riendas de la «fontanería» socialista. El caso más sorprendente ha sido el del director de Comunicación del PSOE, Juan Antonio Blay, cuyo trabajo no se ceñía al área de Organización sino a toda la estructura política del partido.

La Razón
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Versión oficial: los contratos de todos ellos estaban vinculados al nombramiento de Pajín y, de no rescindirse con la marcha de ésta al Ministerio de Sanidad, se convertirían de inmediato en fijos de plantilla. El argumento, endeble desde el punto de vista jurídico, no se sostiene. Tanto es así que no hay empleado de la calle Ferraz que no vincule la decisión con el enfrentamiento que José Blanco y Leire Pajín han mantenido, de forma más o menos velada, desde el XXXVII Congreso Federal de julio de 2008 y que se ha saldado, como todo el mundo sabe, con la salida de la ex número tres del PSOE de la calle Ferraz.

Algunos de los cesantes recibieron el martes 25 la desagradable noticia de que pasaban a engrosar las listas del INEM no por boca del nuevo secretario de Organización, Marcelino Iglesias –que un día antes les había hablado de continuidad–,ni tampoco del gerente del PSOE, sino de Pilar Alegría, vocal de la Ejecutiva Federal y persona de confianza de Iglesias al que dicho sea de paso hay pocos que vinculen con la fulminante decisión. Ahora bien, el secretario de Organización, de quien dependen las competencias de personal, tampoco se ha puesto en contacto con ninguno de los despedidos para darles explicaciones al respecto. Por acción u omisión, a Iglesias se le considera, más allá de que se le reconozca el derecho a conformar su propio equipo, tan responsable como al vicesecretario general, José Blanco, a quien se señala como «autor intelectual» de la «purga». Las reacciones a este episodio doméstico del PSOE empezaron a sucederse ayer después de que el confidencial «El cuartopoder» se hiciese eco de la noticia. En realidad, más que reacciones lo que se sucedieron durante todo el día fueron llamadas para trasladar supuestos argumentos jurídicos, esbozar presuntas razones laborales y sobre todo para echar balones fuera del ámbito de actuación del vicesecretario general, cuyos colaboradores defendieron durante todo el día que los despidos habían sido una decisión exclusiva de Iglesias. Otros sostienen que el aragonés se iba a dar un tiempo antes de cambiar los equipos. A saber.