Armada

Las voluntariosas monjas que ondean la bandera española en Puerto Rico

Las voluntariosas hermanas de las Siervas de María han logrado mantener desde hace más de cien años la tradición de ondear, desde el prominente balcón del convento donde residen, la bandera española siempre que un barco de ese país entra en la bahía de San Juan de Puerto Rico.

La costumbre no se ha perdido a pesar de que los barcos españoles, con el cambio de las rutas comerciales hacia la ciudad puertorriqueña de Ponce, son cada vez más escasos y que las monjas procedentes de España ya son solo cuatro en un convento antes ocupado exclusivamente por hermanas españolas.

La hermana sor Prudencia es una de las supervivientes españolas que dejó hace cuarenta años su Vitoria natal para trasladarse a este convento y casa de reposo, donde las monjas acogen a enfermos recién salidos de operaciones que, por falta de apoyo familiar, buscan la ayuda de las monjas hasta que pueden valerse por sí mismos de nuevo.

"Llevamos 125 años en Puerto Rico", recuerda sor Prudencia, quien desconoce la raíz de esta tradición, pero que es la primera que saca la bandera nacional cuando arriba a la bahía de San Juan una embarcación española.

"Hace un año que no viene un barco español a San Juan", señala esta monja alavesa, que recuerda cómo los guardiamarinas del Juan Sebastián Elcano se acercaron al convento la última vez que el buque escuela de la Marina española atracó en la isla caribeña.

"Los pocos barcos que arriban a Puerto Rico llegan al puerto de Ponce, en el sur de la isla", dice sor Prudencia, quien mantiene la enseña española junto a la terraza que mira a la imponente bahía de San Juan, a la espera de la llegada de barcos de su país.

Cuenta que las tripulaciones de los barcos españoles siempre responden a su gesto ondeando, a su vez, la enseña nacional, como continuación de una costumbre que, según cuentan, se remonta a poco después de 1898, cuando Puerto Rico dejó de ser colonia española tras perder la Guerra Hispanoamericana.

Las monjas de esta congregación de origen español son informadas por el Consulado de España en la isla de la llegada de los barcos de ese país, de los que conservan dedicatorias de sus capitanes como testimonio de una tradición que, a pesar de los años, se mantiene en este convento sanjuanero, vecino de "La Fortaleza", la residencia de los gobernadores de Puerto Rico.

Las hermanas son conocidas, además de por mantener esta tradición, por continuar la labor de entrega a los más necesitados que la congregación madrileña de Siervas de María defiende hace más de un siglo.

Las 24 hermanas que residen en este convento, todas enfermeras tituladas, además de ayudar a los enfermos que no tienen dónde recuperarse, visitan casas particulares y hospitales para dar asistencia a personas que no pueden valerse por sí mismas y carecen de apoyo familiar.

La historia de la bandera que no recuerda sor Prudencia cuenta que el último barco español en dejar Puerto Rico, en 1898, el "Antonio López", fue hundido cuando salía de la Bahía de San Juan por un acorazado estadounidense.

Uno de los supervivientes pudo llegar moribundo a la orilla de la bahía, donde un compatriota gallego le tendió la mano en ayuda.

El moribundo le entregó antes de fallecer la bandera española que ondeaba en el "Antonio López"haciéndole prometer que nunca llegaría a manos extranjeras.

El compatriota, que veía cómo las monjas agitaban sus pañuelos para despedir o dar la bienvenida a los barcos españoles que partían o llegaban a Puerto Rico, les entregó la bandera del "Antonio López"y les contó que se la había entregado un heroico desconocido, dando así paso a una costumbre que se conserva hasta nuestros días.