Tomás Gómez
La izquierda mira a Sol
Los políticos los observan atónitos y un pelín asustados, y los sindicatos esconden la cabeza avergonzados por no haber podido (subvenciones obligan) recoger el guante de una ciudadanía acobardada, desencantada e indignada con el Gobierno. Los grupos antisistema han pescado en río revuelto y se han llevado a Sol a muchos ciudadanos que simplemente no pueden más. Hay miles de historias que contar de parados, amas de casa, jóvenes empotrados entre la crisis y la falta de trabajo... Se les puede entender pero su lema, «¡Democracia real, ya!», es difícil de digerir, como que encuentren semejanzas entre la Plaza del Sol y la egipcia Plaza Tahrir. Va a ser que no. En Egipto había una dictadura, y las libertades y los derechos estaban cercenados. En España gozamos de una democracia, imperfecta, pero democracia, y la libertad de expresión y de conciencia garantizada. Yo puedo llamar a Tomás Gómez «Tomás ¿quién?» y no ocurre nada. Pero es cierto que la actual clase política es poco estimulante y en muchas ocasiones no están a la altura de nuestro voto, más aún cuando se ve cómo la izquierda intenta apoderarse de este descontento haciéndoles numerosos guiños... Qué hipócritas si parte de los problemas que les han llevado allí son provocados por su desgobierno. La capacidad de hacer el ridículo por parte de algunos de nuestros políticos es infinita.
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