Miguel Ángel Tobías: «Abortar es un drama social no un derecho»

MADRID- Miguel Ángel Tobías lleva ocho años buscando historias que merezcan ser contadas. A través de reportajes y documentales, ha puesto voz a los emigrantes españoles que se marcharon hace 50 años, el drama del terremoto de Haití o la violación sistemática de los derechos humanos en el Sáhara. Su compromiso le llevó a presentar la gala del «Sí a la vida del año» pasado y a organizar la cita de hoy.

–¿Por qué hay que secundar las concentraciones de hoy?
–Queremos hacer un reconocimiento al derecho a la vida, a una vida con dignidad a pesar de que mucha gente pasa muchos momentos difíciles y de indefensión. A estas personas hay que apoyarlas desde la sociedad, decirles que estamos con ellos, que todos somos iguales.

–¿Qué ha cambiado respecto a la cita del año pasado?
–Para mí, no ha cambiado nada. El mensaje sigue siendo el mismo: «La vida hay que cuidarla». Es una concentración apolítica y aconfesional. Gobierne quien gobierne, la plataforma seguirá existiendo. Estas personas merecen ser cuidadas y el erconocimiento de la sociedad.

–De todas formas, el nuevo Gobierno ha lanzado mensajes muy positivos ¿no?
–Gallardón es consciente de la presión estructural que sufren las mujeres embarazadas en España y sus declaraciones han sido adecuadas. Si esto implica dar pasos en la buena dirección, bienvenidas sean. Hay que acabar con el drama que sufren las 115.000 mujeres que abortan. La ley actual plantea la barbaridad que supone que una niña de 16 años pueda abortar sin el consentimiento paterno, lo que da un mensaje muy negativo y perverso. Lo que es un drama social se presenta como un derecho.

–Invertir en la maternidad es invertir en el futuro...
–En 2010, el Estado gastó 47 millones en facilitar abortos. Desde 1985 hasta ese momento, la cantidad no llegaba a un millón. Habría que dedicar ese dinero a informar adecuadamente a las mujeres y a ofrecerles un entorno de mayor seguridad.

–¿Y la píldora del día después?
–Es una barbaridad hacer una ley que permita dispensarla sin receta. Ningún médico aceptaría que los medicamentos se usaran sin control. Lo deseable es que esta pastilla no existiera porque la vida se inicia en el momento de la concepción.