Barcelona
Mas se ausenta en el debate del Parlament que rechaza la independencia con firmeza
El Parlament puso ayer fin al breve recorrido de la independencia en la cámara catalana. La abstención de CiU facilitó que prosperaran las enmiendas a la totalidad del PSC, PP y Ciutadans a la proposición de ley de Solidaritat per la Independència (SI), una iniciativa con la que pretendía declarar la independencia de Cataluña esta legislatura.
La propuesta secesionista apenas obtuvo trece votos a favor, los de los tres diputados de SI, los de ERC y el de Joan Laporta, que ahora va por libre. Los discursos de federalistas, constitucionalistas y soberanistas, que podrían haber servido a un profesor de cuarto de primaria para explicar qué son los antónimos, coincidieron en un punto: todos reprocharon la ausencia de Artur Mas en el debate.
El president de la Generalitat, que votó «sí» a la independencia en la consulta sin validez legal del 10-A, hizo novillos. Pasó de los discursos y no apareció en el hemiciclo hasta el momento de la votación. Mas y sus consellers, que también faltaron al debate – a excepción de Joana Ortega y Josep Mª Pelegrí, ambos de Unió–, se ahorraron escuchar las diferentes versiones de la oposición para echar en cara a CiU que votara «sí» a la independencia el domingo y se abstuviera en el Parlament.
Falta de seriedad
La ausencia de Mas, la imagen de Oriol Pujol, más pendiente del móvil que de la tribuna de oradores, y el circo que se organizó frente al Parlament restaron seriedad al debate, pese a que fuera la primera vez que la independencia se colaba en el hemiciclo. Aunque durante el pleno guardaran las formas, los tres diputados de SI pusieron el broche a su acampada de 48 horas frente al Parlament, con un espectáculo digno de las películas de Leslie Nielsen.
El diputado Uriel Bertran, cogió el megáfono de uno de los cincuenta independentistas concentrados a las puertas del Parlament para dejar constancia de su promesa: «Lo volveremos a intentar». Tras él, sus compañeros «solidarios», Alfons López Tena y Toni Strubell, mostraban cuatro dedos, emulando las cuatro barras. Cerraba la escena la actriz porno Maria Lapiedra, paseando con los pechos al aire y cubriendo su trasero con la bandera independentista, la «estelada»
Ya en el hemiciclo, Strubell empleó el arte de la retórica para convencer a CiU que diera una oportunidad al independentismo. Propuso suprimir el último punto de la iniciativa, que ponía como límite este mandato para proclamar la independencia, pero CiU respondió que aunque «estemos de acuerdo con el qué, no lo estamos con el cómo ni el cuándo». El diputado de SI volvió a intentarlo, incluso, citando a un histórico de Unió, Carrasco i Formiguera, que antes de ser ejecutado encomendó a Dios su sacrificio «por la independencia». No funcionó.
La diputada del PP Llanos de Luna también se entregó a las citas, Eligió a Pla, que decía que «algo así como que Cataluña fabrica mucha ropa interior y no hay tantos catalanes para usarla» para exponer que Cataluña exporta el 56 por ciento de sus productos a España. De Luna avisó de que la independencia puede llevar a Cataluña a la ruina, pues, según sus números, bajarían las exportaciones a España y con ellas el 20 por ciento del PIB. Sánchez-Camacho remató con que «ha sido un día enormemente triste».
Va de citas
La socialista Montserrat Tura optó por Companys. «Hemos de ser amantes de Cataluña y fieles a la letra de la Constitución», parafraseó, aunque acabara defendiendo un frente para modificar la Constitución y lograr un mejor encaje de Cataluña en España. Tura hizo malabarismos para distanciarse del PP. Ciutadans tachó la propuesta de «influmable» porque compara Cataluña con Kosovo. Y ERC pidió a Mas un referéndum si fracasa el pacto fiscal.
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