Nueva York
Los calificadores descalificados
Bruselas ensaya el asalto final contra las agencias de rating. La UE quiere que el sector financiero sea más autónomo, aunque renuncia a crear una entidad propia
BRUSELAS-Si la crisis planetaria tuviera un archienemigo culpable del batacazo, ésas serían las agencias de calificación (o rating, en inglés). Estas entidades se han convertido no sólo en representantes de la disfunción que llevó a la crisis financiera, sino también de las malas prácticas que han agravado la embestida contra la deuda soberana en la UE. Pero aún así, estos jugadores de mercado continúan siendo para políticos y ciudadanos los dueños y señores de los mercados financieros.
Si en el camino hacia la crisis financiera llegaron tarde, porque no detectaron los riesgos, en los últimos dos años han llegado mal, ya que, según los dirigentes europeos, sus análisis carecen de fundamento al evaluar el problema de la deuda. Desde que los inversores empezaron a cuestionar la solvencia de los socios europeos, estos organismos, que deberían orientar a los inversores aportando información sobre la deuda soberana o las acciones de una compañía, han acelerado la caída de Grecia, Portugal e Irlanda, y ahora ensanchan el pozo del que intentan salir. Esta semana, sin embargo, los europeos han dicho basta. La línea roja llegó con la degradación, hasta la categoría de bono basura, de la deuda portuguesa, cuya economía está sometida a un severo programa de ajuste negociado con la UE y el FMI.
La Comisión fue la más firme al recordar que Lisboa se ha comprometido a ir más allá y tachó de «hipótesis sin fundamento en la realidad» el juicio de las agencias.
Y mientras en público las afiladas críticas llegaban desde todos los rincones, entre bambalinas, la Comisión cocina una nueva regulación para seguir estrechando el poder de las tres grandes señoronas del sector que controlan el 90% del mercado: Standard&Poor's, Moody's y Fitch. «Debemos romper el oligopolio de las agencias… y limitar su influencia», subrayó el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.
La regulación, que llegará a finales de octubre, será la tercera que presenta Bruselas desde el inicio de la crisis y, según explican expertos comunitarios, pretende atacar la raíz del problema, eliminando la excesiva dependencia del sector financiero de las agencias, fomentando las evaluaciones propias de entidades bancarias u otros actores. Más revolucionaria es la idea de crear una agencia de calificación europea, ya que las tres grandes son estadounidenses. Ésta posibilidad la medita Bruselas, aunque los mismos expertos advierten de que, a pesar de las posiciones públicas de los Estados, gran parte de los gobiernos o el propio BCE están en contra.
Las tres señoras del mercado
- Moody´s: fundada en 1909 en Estados Unidos, domina un 40% del mercado de calificación.
- Standard&Poor´s: fundada originariamente en 1860 en Estados Unidos, es una división de McGraw Hill.
- Fitch: es una corporación nacida en 1913 en Nueva York, con sede ahora en esta ciudad y en Londres.
La Comisión se diluye
En lugar de crear un ente calificador propio, la Comisión Europea ha optado por diluir su influencia en lugar de pedir responsabilidades por el daño que pueden causar sus recomendaciones infundadas, a pesar del coro creciente de los que piden castigar a las agencias. Con las normas en vigor ya se puede realizar un control muy «light» de su trabajo. Las agencias tienen que inscribirse ante la autoridad bursátil europea, donde deben registrar la metodología de sus evaluaciones. Si los reguladores europeos creen que existe conflicto de intereses de las notas que realizan y sus clientes, o tienen dudas sobre su trabajo, pueden imponerles multas o revocar su licencia.
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