Roma

Apuesta por la estabilidad

La Razón
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No reconocer nuestra delicada situación sería un error tan notorio como el que cometeríamos si no se pusieran en valor los pasos dados en los últimos días. España constató que dispone de una banca solvente y fiable después de conocerse los resultados de los duros exámenes de las auditoras independientes. Y el ministro De Guindos confirmó ayer que nuestro país remitirá el próximo lunes a sus socios europeos la solicitud oficial de la línea de crédito para las entidades afectadas. Se cumplen los plazos, se suman voluntades y el proceso para recapitalizar y reactivar el sistema financiero está en marcha en unas condiciones satisfactorias. Es una razón, por tanto, para un moderado optimismo. Se entreabren puertas que antes estaban más que cerradas, aunque Alemania insistiera ayer en su negativa a que los fondos europeos puedan recapitalizar a los bancos débiles «sin pasar por los gobiernos». Berlín se mantuvo firme pese a la actitud contraria de prácticamente todos los socios europeos y hasta del FMI, que se sumó con críticas severas a la cerrazón germana y con posiciones favorables a las tesis españolas, como es la necesidad de romper el círculo vicioso entre deuda soberana y deuda bancaria. El resultado fue más confianza en nuestro país y una relajación de los mercados con la prima de riesgo en 480 puntos básicos.

Para España, y también para Europa, fue trascendente el resultado de la cumbre de Roma, en la que Rajoy, Merkel, Hollande y Monti –por las cuatro principales economías de la eurozona– acordaron ayer presentar un plan de crecimiento económico por valor del 1% del PIB de la Unión Europea, unos 130.000 millones de euros, en el próximo Consejo Europeo. Un proyecto con inversiones y una apuesta por el fomento del empleo y la competencia, acompañados por una mayor integración política y bancaria. Este proyecto europeo por el crecimiento está llamado a resultar decisivo y claramente beneficioso para nuestro país, que recibirá un impulso positivo. La cita romana supuso sobre todo un compromiso con la estabilidad. Rajoy confirmó que los cuatro países acordaron poner en marcha todos los mecanismos «necesarios» para dar confianza a los mercados y luchar contra la especulación. O lo que es igual, el propósito común de utilizar los instrumentos disponibles para asegurar la estabilidad financiera de Europa y reforzar el euro. Aquí se barajaría la posibilidad de que los mecanismos de rescate compren deuda soberana de los países presionados. Esas baterías millonarias normalizarían los mercados. Habrá reticencias y resistencias alemanas, pero el diagnóstico de más crecimiento y más Europa, a partir de más certidumbres y de una unidad fiscal y bancaria, se abre camino de forma contundente. Esa voluntad común puede y debe proyectar un tiempo nuevo y esperanzador.