Una negociación abierta

Desde el club está todo hecho, sólo falta la parte política, las negociaciones, que daría un impulso a Pedro Castro en las elecciones. Sin embargo, en el Getafe ya no se frotan las manos, porque en los tomas y dacas con el Ayuntamiento de Madrid, por la permuta de los terrenos, de las 40 hectáreas a las que aspiraban para construir su particular «Esquina del Getafe», un centro comercial como el que tiene el Bernabéu, el consistorio madrileño sólo está dispuesto a ceder cuatro.

De la parcela de El Esparragal, que es como se llama el terreno entre la M-45, la A-4 y el término municipal de Getafe, el Ayuntamiento que dirige Alberto Ruiz-Gallardón considera para la permuta tan sólo un pequeño cuadrado donde cabría una infraestructura para el fútbol.

Según explicaron las mismas fuentes, el consistorio se reserva toda la edificabilidad para el resto de la parcela. A cambio, Getafe cedería la parte del Canal de La Gavia que le pertenece para que la infraestructura que una vez se consideró para la candidatura olímpica madrileña sea por completo de la capital, lo que le ahorraría una subsede a un hipotético nuevo intento para los Juegos de 2020. Otras fuentes, sin embargo, señalan que el Ayuntamiento de Madrid accedería a la operación por pura «colaboración institucional», sin aclarar un intercambio de mayor valor.

En cambio, desde el Getafe F. C. dan el acuerdo entre los ayuntamientos como «hecho», ya que ambas partes saldrían ganando. También estaría cerrado el tema de la financiación del nuevo estadio, puesto que se expropiaría el Coliseum Alfonso Pérez y con la recalificación del suelo se obtendría el dinero necesario. Asimismo, el club ya ha puesto el punto de mira en dos pequeñas parcelas al sur de la nueva ubicación, propiedad del Ayuntamiento de Getafe, en las que cabe perfectamente un centro comercial, anejo al estadio.

El gran escollo de todo esto, sin embargo, es que la Comunidad de Madrid debe aprobar la modificación del Plan General de Ordenación Urbana. Para ello, Pedro Castro prefiere esperar a después de las elecciones, a ver quién gana, para negociar su aprobación. Los roces con Esperanza Aguirre no facilitarían un acuerdo amistoso pero, si repite como alcalde, tendría cuatro años para lograrlo.