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Benedicto XVI pide evangelizar con «urgencia» en el cierre del sínodo

Propone usar nuevos lenguajes y «creatividad pastoral» para mostrar a Cristo

Uno de los padres sinodales, ayer, durante la Eucaristía en la basílica de San Pedro
Uno de los padres sinodales, ayer, durante la Eucaristía en la basílica de San Pedrolarazon

CIUDAD DEL VATICANO- Con la solemne misa que presidió en la basílica de San Pedro del Vaticano, el Papa dio ayer por finalizado el sínodo de los obispos sobre la nueva evangelización. Durante 21 días, los 262 padres sinodales, venidos de todo el orbe católico, han reflexionado sobre los problemas que tiene hoy la Iglesia para cumplir con su principal misión y han ofrecido soluciones para poner freno a la creciente descristianización de la mayoría de los países occidentales. Ahora, Benedicto XVI recogerá el diagnóstico y les dará forma en su exhortación postsinodal, un documento magisterial que verá la luz dentro de alrededor de dos años.

En su homilía, Benedicto XVI explicó las tres líneas pastorales que han surgido en la asamblea para responder a «la urgencia de anunciar nuevamente a Cristo allá donde la luz de la fe se ha debilitado, allá donde el fuego de Dios es como un rescoldo». La primera de estas líneas es el redescubrimiento de los sacramentos. Durante el sínodo, han sido una constante en las intervenciones las alertas sobre la necesidad de preparar bien el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. La catequesis, han propuesto varios padres sinodales, debe ser continua durante toda la vida del cristiano. El Pontífice también subrayó «la importancia de la penitencia» y la necesidad de que los católicos aspiren a ser santos. «Se ha repetido muchas veces que los verdaderos protagonistas de la nueva evangelización son los santos: ellos hablan un lenguaje comprensible para todos».

La segunda clave señalada por el Papa está conectada con la llamada «misión ad gentes». La Iglesia, recordó el Papa, no debe abandonar su vocación misionera, ya sea en África, Asia y Oceanía o en Occidente. En los países de antigua tradición cristiana también es necesaria la misión debido a la inmigración.

La última clave para que tenga éxito la nueva evangelización tiene como protagonistas a las personas que se han cansado u olvidado de ser cristianas. «La Iglesia intenta utilizar también métodos nuevos, usando asimismo nuevos lenguajes», comentó Benedicto XVI, subrayando que la actitud hacia los alejados debe ser de «diálogo y de amistad». Entre los casos de «creatividad pastoral» ya existentes, citó el «Atrio de los Gentiles», un espacio de diálogo con el mundo intelectual y académico impulsado por el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, y la Misión Continental.
 

En busca de «respuestas adecuadas» para los divorciados
La importancia de la familia cristiana como primer elemento evangelizador de la persona es una de las conclusiones básicas del sínodo de los obispos. Uno de los grandes problemas de esta institución es el divorcio, que impide que los antiguos esposos puedan comulgar. La Iglesia, como recordó Benedicto XVI en el Encuentro Mundial de las Familias de Milán del pasado junio, no da la espalda a estas personas. En esta misma línea, en la proposición 48 del documento aprobado por los obispos recoge que «la nueva evangelización debe esforzarse para hacer frente a importantes problemas pastorales en todo matrimonio, el caso de los divorciados y vueltos a casar, la situación de sus hijos, el destino de los cónyuges abandonados». El texto también apunta que «la Iglesia con la atención materna y el espíritu evangélico debe buscar las respuestas adecuadas para estas situaciones». Ya en días anteriores el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, propuso para los divorciados la «comunión espiritual», lo que acerca a la Iglesia a estas personas que viven una «situación de dolor». El arzobispo de Basilea (Suiza), Felix Gmur, también reflexionó sobre los divorciados y vueltos a casar: «Hay que analizar caso por caso. Yo conozco a una pareja casada desde hace 50 años y que cada uno estuvo casado antes por un breve periodo de tiempo. ¿50 años juntos no significan nada? ¿Sólo son pecadores? Tal vez la Iglesia debería estudiar cómo tratar este asunto. Hay que tomar en serio el problema».